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1 Reyes 21:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

20 ―¡Me has encontrado, enemigo mío! —exclamó Acab cuando vio a Elías. ―Sí —respondió Elías—, he venido, porque no haces otra cosa que ofender al Señor, pues solo sabes hacer lo malo.

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Biblia Reina Valera 1960

20 Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? Él respondió: Te he encontrado, porque te has vendido a hacer lo malo delante de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 —Así que, enemigo mío, ¡me has encontrado! —le dijo Acab a Elías. —Sí —contestó Elías—, te encontré porque te has vendido para hacer lo malo a los ojos del Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Ajab dijo a Elías: '¡Me pillaste, enemigo mío!' Elías le respondió: 'Sí, te pillé, porque te vendiste para hacer lo que es malo a los ojos de Yavé:'

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? Y él respondió: Te he hallado, porque te has vendido para hacer el mal ante los ojos de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Ajab dijo a Elías: '¡Otra vez a mi encuentro mi enemigo!'. Él le respondió: 'Sí; otra vez a tu encuentro. Por haberte vendido para hacer el mal a los ojos de Yahveh,

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1 Reyes 21:20
20 Tagairtí Cros  

Pasado el tiempo del duelo, David ordenó que se la llevaran al palacio, y la hizo su esposa. En el tiempo señalado, ella dio a luz un hijo. Pero al Señor no le agradó lo que David había hecho.


Pero fue aún más perverso que su padre Omrí, y peor que cualquier otro rey de Israel.


―¡Así que tú eres el hombre que ha traído todo este desastre sobre Israel! —exclamó Acab, en cuanto lo vio.


Nadie se entregó de tal manera a hacer el mal como Acab, porque Jezabel, su esposa, lo incitaba a que cometiera toda suerte de perversidades.


Sí, aquí hay uno —dijo el rey Acab—, pero yo lo odio, porque jamás me profetiza algo bueno, sino todo lo malo. Su nombre es Micaías hijo de Imlá. ―¡Vamos! —respondió Josafat—. No digas tal cosa.


Llegaron aun a sacrificar en el fuego a sus propios hijos e hijas como ofrenda a sus dioses, consultaron a adivinos, practicaron la magia y se vendieron a sí mismos al mal. Por eso el Señor se enojó con ellos.


Manasés fue un mal rey, pues hizo lo que no le agrada al Señor, pues imitó las prácticas abominables de las naciones que fueron arrojadas de la tierra para dejarle el lugar al pueblo de Israel.


El rey de Israel, dirigiéndose a Josafat, exclamó: ―¿No te lo dije? Siempre hace lo mismo. Nunca profetiza sino lo malo para mí.


Además, quemó a sus hijos en el valle de Bet Hinón, como sacrificio para sus dioses. Además, consultó a espiritistas, a adivinos y a encantadores, y fomentó toda suerte de mal, con lo que provocó la ira del Señor.


El Señor pregunta: ¿Los entregué yo en manos de mis acreedores? ¿Será por eso que no están presentes? ¿Está ausente su madre porque yo me divorcié de ella y la despedí? No, se han entregado ustedes mismos por sus pecados, y a su madre se la llevaron en pago de sus deudas.


Porque el Señor dice: Cuando te entregué al destierro, no pedí precio a tus opresores; ahora puedo volver a tomarte sin deberles ni un céntimo.


fueron al rey y le dijeron: ―Señor, hay que matar a este hombre. Ese modo de hablar minará la moral de los pocos soldados que nos quedan, y del resto del pueblo. Este hombre es un traidor.


Diles que el Señor Dios dice: “Yo, el Señor, me ocuparé en forma personal de castigar a cualquiera en Israel que rinde homenaje a los ídolos y que sólo habla mentiras y luego viene para solicitar mi ayuda.


¡Cómo odian ustedes a los jueces honestos! ¡Cómo desprecian a la gente que dice la verdad!


Los sacerdotes, maestros de la ley y ancianos que escuchaban se dieron cuenta de que la parábola iba dirigida contra ellos y entonces quisieron arrestarlo. Pero como temían a la multitud, lo dejaron y se fueron.


Sabemos que la ley es espiritual. El problema es que yo estoy vendido en esclavitud al pecado, a causa de mi naturaleza pecadora.


¿Me considerarán ahora un enemigo porque les digo la verdad?


Así, después de haber perdido la vergüenza, se han entregado sin freno alguno a cometer toda clase de inmoralidades. A pesar de que hacen cuanta maldad les viene en gana, nunca están satisfechos.


Aquel será un día de júbilo mundial; en todas partes, las gentes felices intercambiarán regalos y organizarán fiestas en celebración de la muerte de los dos profetas que tanto las habían atormentado.


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