Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





1 Reyes 20:32 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

32 Entonces fueron ante el rey de Israel y le suplicaron: ―Tu siervo Ben Adad te manda a decir que por favor le perdones la vida. ―¿Está vivo aún? —preguntó el rey de Israel—. ¡Él es mi hermano!

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

32 Ciñeron, pues, sus lomos con cilicio, y sogas a sus cuellos, y vinieron al rey de Israel y le dijeron: Tu siervo Ben-adad dice: Te ruego que viva mi alma. Y él respondió: Si él vive aún, mi hermano es.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

32 Entonces se pusieron tela áspera y sogas, y fueron a ver al rey de Israel, a quien le suplicaron: —Su siervo Ben-adad dice: “Le ruego que me perdone la vida”. El rey de Israel respondió: —¿Todavía vive? ¡Él es mi hermano!

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

32 Se pusieron pues sacos en su cintura y cuerdas en su cuello y fueron a decir al rey de Israel: 'Tu servidor Ben-Hadad te manda a decir esto: '¡Permíteme tan solo que siga con vida!' El rey Ajab respondió: '¿Todavía está vivo? ¡Pero si es mi hermano!'

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

32 Y se ciñeron sus lomos con cilicio, y se pusieron sogas al cuello, y fueron al rey de Israel, y dijeron: Tu siervo Ben-hadad ha dicho: ¡Déjame vivir, te ruego! Y él preguntó: ¿Vive todavía? ¡Hermano mío es!

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

32 Ciñéronse, pues, sacos a la cintura, se pusieron sogas en la cabeza y se presentaron ante el rey de Israel, diciéndole: 'Tu siervo Ben Hadad dice: 'Perdóname la vida''. Él respondió: 'Pero ¿vive todavía? ¡Es mi hermano!'.

Féach an chaibidil Cóip




1 Reyes 20:32
12 Tagairtí Cros  

Entonces sus siervos le dijeron: «Señor, hemos oído decir que los reyes de Israel son muy misericordiosos. Vistámonos con ropas ásperas, pongámonos cuerdas en el cuello y salgamos para ver si el rey Acab nos deja con vida».


Los hombres inmediatamente se aferraron a este rayo de esperanza, y se apresuraron a responder: ―¡Sí, Ben Adad es tu hermano! ―Vayan y tráiganlo —les dijo el rey de Israel. Y cuando Ben Adad llegó, Acab lo invitó a subir a uno de sus carros.


El profeta le dijo: ―El Señor ha dicho: “Por cuanto tú has salvado la vida del hombre que yo dije que debería morir, tú morirás en su lugar, y tu pueblo morirá en lugar del suyo”.


Entonces el administrador de los asuntos del palacio y el gobernador de la ciudad, junto con las demás autoridades de la ciudad y los que cuidaban a los hijos de Acab, le enviaron este mensaje: «Jehú, somos tus siervos y haremos todo lo que nos digas. No proclamaremos como rey a ninguno de los hijos de Acab. Queremos que tú seas nuestro rey. Haz lo que creas conveniente».


Luego que el Señor se haya valido del rey de Asiria para realizar sus fines, se enfrentará con los asirios y los castigará también, porque son hombres orgullosos y altivos.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí