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1 Reyes 18:24 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

24 Entonces ustedes oren a su dios, y yo oraré al Señor. El que responda enviando fuego para encender la leña, ese es el verdadero Dios. Todo el pueblo estuvo de acuerdo en someterse a esta prueba.

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Biblia Reina Valera 1960

24 Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ese sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Después, invoquen ustedes el nombre de su dios, y yo invocaré el nombre del Señor. El dios que responda enviando fuego sobre la madera, ¡ese es el Dios verdadero!»; y toda la gente estuvo de acuerdo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Luego invocarán el nombre de su dios; yo invocaré el nombre de Yavé. El Dios que responda enviando fuego, ese es Dios'. Todo el pueblo respondió: '¡Muy bien!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Luego invocad vosotros el nombre de vuestro dios, y yo invocaré el nombre de YHVH, y el Dios que responda con fuego, ¡ése es Ha-’Elohim! Y todo el pueblo respondió y dijo: ¡Bien dicho!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Luego invocad el nombre de vuestro dios, y yo invocaré el nombre de Yahveh. El dios que responda con el fuego, ése es Dios'. Y todo el pueblo respondió: '¡Está bien la propuesta!'.

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1 Reyes 18:24
14 Tagairtí Cros  

También Set tuvo un hijo, al que llamó Enós. Desde ese tiempo la gente comenzó a invocar el nombre del Señor.


―¿Fue Joab quien te envió? Y la mujer respondió: ―¿Cómo podría negarlo? Sí, Joab me envió y me dijo lo que tenía que decir.


Traigan ahora dos becerros. Los profetas de Baal pueden elegir uno de ellos, cortarlo en pedazos y ponerlo sobre la leña en el altar, pero sin encender fuego bajo la leña; yo prepararé el otro becerro y lo pondré sobre la leña, en el altar del Señor, y tampoco encenderé fuego debajo.


Elías se volvió a los profetas de Baal, y les dijo: ―Empiecen ustedes, pues son la mayoría. Escojan uno de los becerros, prepárenlo, y luego invoquen a su dios; pero no enciendan fuego debajo de la leña.


Entonces, repentinamente, descendió fuego del cielo y quemó el becerro, la leña, las piedras, el polvo, e hizo que se evaporara el agua que había en la zanja.


Y cuando los que estaban allí vieron esto, se inclinaron con sus rostros en tierra, gritando: ―¡El Señor es Dios! ¡El Señor es Dios!


―De acuerdo —respondió Simí—, haré lo que tú digas. Y Simí se quedó viviendo en Jerusalén.


Luego, David construyó allí un altar al Señor y ofreció holocaustos y ofrendas de paz sobre él. Y oró al Señor, quien respondió enviando fuego desde los cielos para quemar las ofrendas que estaban sobre el altar.


Cuando Salomón terminó de orar, cayeron del cielo ráfagas de fuego y consumieron el holocausto y los sacrificios.


Cuando los israelitas vieron que el fuego caía y que la gloria del Señor llenaba su templo, se arrodillaron hasta tocar el piso con la frente y adoraron al Señor, diciendo: «¡El Señor es bueno, y su amor y bondad son para siempre!».


―Está bien —replicó Ezequías—, todo lo que el Señor dice es bueno. ¡Por lo menos habrá paz en mis días!


Si realmente son profetas de Dios, que le oren al Señor de los ejércitos pidiendo que las vasijas de oro que aún han quedado en el templo, y las que hay en el palacio del rey de Judá y en los palacios de Jerusalén, no sean llevadas como botín junto con ustedes a Babilonia.


Entonces descendió fuego de la presencia del Señor, que consumió la ofrenda y la grasa que había sobre el altar. Cuando el pueblo vio esto, dio gritos de júbilo y adoró al Señor.


el ángel tocó la carne y el pan con su vara, y surgió fuego de la roca y los consumió. De pronto, el ángel desapareció.


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