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1 Reyes 18:22 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

22 Y añadió: ―Yo soy el único profeta que queda de los profetas del Señor, pero Baal tiene cuatrocientos cincuenta profetas.

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Biblia Reina Valera 1960

22 Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Entonces Elías les dijo: «Yo soy el único profeta del Señor que queda, pero Baal tiene cuatrocientos cincuenta profetas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Elías dijo al pueblo: 'Soy el único que queda de los profetas de Yavé, y ustedes ven aquí a cuatrocientos cincuenta profetas de Baal.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 Entonces Elías dijo al pueblo: Sólo yo he quedado como profeta de YHVH, pero de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 Entonces Elías siguió diciendo al pueblo: 'Yo soy el único profeta de Yahveh que queda, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta.

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1 Reyes 18:22
13 Tagairtí Cros  

Traigan ahora dos becerros. Los profetas de Baal pueden elegir uno de ellos, cortarlo en pedazos y ponerlo sobre la leña en el altar, pero sin encender fuego bajo la leña; yo prepararé el otro becerro y lo pondré sobre la leña, en el altar del Señor, y tampoco encenderé fuego debajo.


Él contestó: ―Siento un ardiente amor por ti, Dios Todopoderoso; me duele ver cómo el pueblo de Israel ha quebrantado el pacto contigo, ha derribado tus altares, ha dado muerte a tus profetas. ¡Sólo yo he quedado, y ahora están tratando de matarme a mí también!


Él respondió nuevamente: ―Siento un ardiente amor por ti, Dios Todopoderoso; me duele ver cómo el pueblo de Israel ha quebrantado el pacto contigo, ha derribado tus altares y ha dado muerte a tus profetas. ¡Sólo yo he quedado, y ahora están tratando de matarme a mí también!


Entonces vino un profeta a ver al rey Acab, y le dio este mensaje de parte del Señor: ―¿Ves a todos estos enemigos? Hoy los entregaré en tus manos, así no te quedará ninguna duda de que yo soy el Señor.


Entonces fueron ante el rey de Israel y le suplicaron: ―Tu siervo Ben Adad te manda a decir que por favor le perdones la vida. ―¿Está vivo aún? —preguntó el rey de Israel—. ¡Él es mi hermano!


Mientras tanto, el Señor habló a uno de los profetas para que le dijera a otro hombre: ―¡Golpéame! Pero el hombre se negó a hacerlo.


El profeta esperó al rey a una orilla del camino, habiéndose vendado los ojos para disfrazarse.


Él se quejaba ante Dios así: «Dios Todopoderoso; me duele ver cómo el pueblo de Israel ha quebrantado el pacto contigo, ha derribado tus altares, ha dado muerte a tus profetas. ¡Sólo yo he quedado, y ahora están tratando de matarme a mí también!».


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