1 Crónicas 28:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 20088 »Aquí, delante del pueblo de Israel, que es el pueblo del Señor, y a la vista de nuestro Dios, les pido que obedezcan fielmente todos los mandamientos del Señor, para que puedan disfrutar de esta hermosa tierra que Dios les ha dado, y se la dejen a sus hijos para siempre». Féach an chaibidilTuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 19608 Ahora, pues, ante los ojos de todo Israel, congregación de Jehová, y en oídos de nuestro Dios, guardad e inquirid todos los preceptos de Jehová vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros perpetuamente. Féach an chaibidilBiblia Nueva Traducción Viviente8 »Así que ahora, con Dios como nuestro testigo, y a la vista de todo Israel —la asamblea del Señor— les doy este encargo. Asegúrense de obedecer todos los mandatos del Señor su Dios, para que esta buena tierra siga en su posesión y la dejen para sus hijos en herencia permanente. Féach an chaibidilBiblia Católica (Latinoamericana)8 Ahora, pues, a los ojos de todo el pueblo de Israel, que es la asamblea de Yavé, y a oídos de nuestro Dios, guarden y mediten todos los mandamientos de Yavé su Dios, para que puedan poseer esta tierra espléndida y la dejen como heredad a sus hijos después de ustedes para siempre. Féach an chaibidilLa Biblia Textual 3a Edicion8 Ahora pues, ante los ojos de todo Israel, congregación de YHVH, y a oídos de nuestro Dios: Guardad y observad todos los preceptos de YHVH vuestro Dios, para que poseáis la buena tierra, y la dejéis como heredad a vuestros hijos después de vosotros para siempre. Féach an chaibidilBiblia Serafín de Ausejo 19758 Ahora, pues, ante los ojos de todo Israel, asamblea de Yahveh, y ante los oídos de nuestro Dios, guardad y meditad todos los mandamientos de Yahveh, vuestro Dios, para que podáis poseer esta espléndida tierra y la dejéis en herencia a vuestros hijos después de vosotros para siempre. Féach an chaibidil |
Luego David se dirigió a Salomón y le dijo: «Salomón, hijo mío, dedícate a conocer al Dios de tus padres; adóralo y sírvele con un corazón limpio y una correcta disposición, porque el Señor ve todo corazón, y entiende y conoce todo pensamiento. Si tú lo buscas, lo encontrarás; pero si tú lo abandonas, él te desechará por completo.
Tú nos dijiste que no debíamos permitir que nuestras hijas se casaran con los hijos de esta tierra, ni que nuestros hijos se casaran con sus hijas, y que no ayudáramos a esas naciones de ninguna manera. Tú nos advertiste que solamente si seguíamos esta norma podríamos llegar a ser una nación próspera, y que nuestros hijos podrían disfrutar siempre de esa prosperidad.