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1 Crónicas 20:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

1 En la primavera, que era el tiempo que los reyes acostumbraban salir a la guerra, Joab salió con el ejército israelita, y atacó y arrasó el país de los amonitas. Después de destruirlos, sitió a Rabá y la conquistó. Mientras tanto, David había permanecido en Jerusalén.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Aconteció a la vuelta del año, en el tiempo que suelen los reyes salir a la guerra, que Joab sacó las fuerzas del ejército, y destruyó la tierra de los hijos de Amón, y vino y sitió a Rabá. Mas David estaba en Jerusalén; y Joab batió a Rabá, y la destruyó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 En la primavera, cuando los reyes suelen salir a la guerra, Joab dirigió al ejército en una serie de ataques exitosos contra la tierra de los amonitas. Durante esas operaciones sitió la ciudad de Rabá, la atacó y la destruyó. Sin embargo, David se quedó en Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 A la vuelta del año, en el tiempo en que los reyes salen a pelear, Joab se fue con la mayor parte del ejército para asolar el país de los hijos de Ammón; después fue a sitiar a Raba, mientras David se quedó en Jerusalén. Entre tanto, Joab conquistó a Raba y la destruyó.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 A la vuelta del año, en el tiempo que los reyes suelen salir a la guerra, aconteció que Joab sacó las fuerzas del ejército, y destruyó la tierra de los hijos de Amón, y fue y puso sitio a Rabá. Sin embargo, David permaneció en Jerusalem, en tanto que Joab atacaba a Rabá y la destruía.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 A la vuelta de un año, por el tiempo en que los reyes suelen salir a campaña, Joab, al frente del grueso del ejército, devastó el país de los amonitas. Luego puso sitio a Rabá. Entretanto, David se quedó en Jerusalén. Joab batió a Rabá y la destruyó.

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1 Crónicas 20:1
15 Tagairtí Cros  

En la primavera del año siguiente, que era la época en que los reyes salían a la guerra, David envió a Joab y a sus oficiales y a todo el ejército para que atacaran a los amonitas y sitiaran la ciudad de Rabá. Pero David se quedó en Jerusalén.


Cuando David llegó a Majanayin fue recibido cariñosamente por tres hombres: Sobí hijo de Najás, que era de la ciudad amonita de Rabá; Maquir hijo de Amiel, de Lo Debar, y Barzilay, que era un galaadita de Roguelín.


Entonces el profeta se acercó al rey Acab y le dijo: «Prepárate para otro ataque, pues el rey de Siria volverá a atacar el próximo año».


Al año siguiente alistó a los sirios y salió nuevamente contra Israel, esta vez en Afec.


Después Eliseo murió, y fue sepultado. En aquellos días, algunas bandas de delincuentes moabitas hacían incursiones en la tierra cada primavera. Una vez, unos hombres estaban sepultando a un amigo, pero al ver a esas bandas tuvieron miedo y arrojaron el cadáver en la tumba de Eliseo. Y en cuanto el cuerpo tocó los huesos de Eliseo, el hombre resucitó y se puso de pie.


Las tropas del rey Hadad Ezer se rindieron al rey David y pasaron a ser sus súbditos. Y los sirios nunca más ayudaron a los amonitas en sus batallas.


Yo he creado al herrero que desde abajo de la fragua da viento a los carbones y fabrica las armas destructivas. Yo he creado los ejércitos que destruyen.


Entonces dije: ―Señor, ¿cuánto tiempo pasará antes que estén dispuestos a escuchar? Y él respondió: ―No será sino hasta que sus ciudades sean destruidas y no quede persona con vida, y todo el país esté desolado,


Y convertiré la ciudad de Rabá en pastizal de camellos y toda la tierra de los amonitas en terreno abandonado que solo servirá para apacentar rebaños de ovejas. Entonces sabrán que yo soy el Señor”.


En castigo por eso prenderé fuego a las murallas de Rabá que consumirá también todos sus palacios. Habrá entonces gritos salvajes en medio de la batalla y parecerá todo como un torbellino en una fuerte tormenta.


»A propósito, el rey Og de Basán fue el último de los gigantes. Su cama de hierro se conserva en un museo de Rabá, una de las ciudades de los amonitas, y mide unos cuatro metros de largo por uno ochenta de ancho.


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