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1 Crónicas 18:11 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

11 El rey David dedicó estos regalos al Señor, tal como lo hiciera con la plata y el oro que tomó de las naciones de Edom, Moab, Amón, Amalec y Filistea.

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Biblia Reina Valera 1960

11 los cuales el rey David dedicó a Jehová, con la plata y el oro que había tomado de todas las naciones de Edom, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de Amalec.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 El rey David dedicó todos estos regalos al Señor, junto con el oro y la plata que había traído de las otras naciones: de Edom, de Moab, de Amón, de Filistea y de Amalec.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 El rey David los consagró también a Yavé con la plata y el oro que había tomado a todas las naciones; a Edom, a Moab, a los hijos de Ammón, a los filisteos y a los amalecitas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Estos también consagró el rey David a YHVH, junto con la plata y el oro que tomó de todas las naciones de Edom, de Moab, de los hijos de Amón, de los filisteos y de Amalec.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 El rey David los consagró también a Yahveh, juntamente con la plata y el oro que había recogido de todas las naciones: de Edom, de Moab y de Amón, de los filisteos y los amalecitas.

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1 Crónicas 18:11
20 Tagairtí Cros  

Cuando finalmente se acabó la construcción del templo del Señor, Salomón llevó a la tesorería del templo del Señor el oro, la plata y todos los utensilios que David, su padre, había dedicado para ese propósito.


Pero Joás tomó todos los objetos sagrados que sus antepasados Josafat, Jorán y Ocozías, reyes de Judá, habían consagrado, juntamente con lo que él mismo había consagrado al Señor, y todo el oro de la tesorería del templo del Señor y del palacio, y lo envió a Jazael. Al recibir este regalo, Jazael desistió de atacar a Jerusalén.


envió a su hijo Adorán a saludar y felicitar al rey David por el éxito, y hacerle entrega, a la vez, de muchos regalos de oro, plata y bronce, tratando así de lograr una alianza con él. Hadad Ezer y Tou habían sido enemigos entre sí y habían sostenido entre ellos muchas guerras.


Abisay hijo de Sarvia derrotó y mató luego a dieciocho mil edomitas en el valle de la Sal.


»Con mucho esfuerzo he acumulado tres millones seiscientos mil kilos de oro puro y treinta y seis millones de kilos de plata, y tanta cantidad de hierro y bronce que ni siquiera he logrado saber a cuánto asciende su peso total. También he acumulado madera y piedra para las murallas. Todo esto es para usar en la construcción del templo del Señor; de todos modos, tú deberás conseguir muchos más materiales.


Otros levitas, que tenían por jefe a Ahías, eran los encargados de recibir las donaciones traídas a Dios, que se guardaban en la tesorería del templo del Señor. Estos varones del subclan de Ladán, provenientes del clan de Guersón, comprendían también a Zetán y Joel, hijos de Jehiel.


Pero, ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que se nos permita darte cosas? ¡Todo lo que tenemos ha venido de ti, y sólo te damos lo que ya es tuyo!


Una vez terminada la construcción del templo del Señor, Salomón trajo los obsequios dedicados al Señor por su padre, el rey David, y los guardaron en la tesorería del templo de Dios.


Todo el que tenga corazón generoso, puede traer las siguientes ofrendas al Señor: Oro, plata, y bronce; tela azul, morada y escarlata, hecha de lino fino torcido o de pelo de cabra; pieles de carnero, y pieles de cabra especialmente tratadas; madera de acacia; aceite de oliva para las lámparas; especias para el aceite de la unción y para el incienso; piedras de ónice y piedras para usar en el efod y en el pectoral.


¡Levántate y trilla, hija de Sion! Pues el Señor te dice: «Yo te daré mucho poder, como si tuvieras cuernos de hierro y cascos de bronce, y desmenuzarás con ellos a muchos pueblos; y te daré sus riquezas para que me las entregues como ofrenda a mí, que soy el Señor de toda la tierra».


Pero todo el oro, la plata y los utensilios de bronce y de hierro serán consagrados al Señor y serán llevados a su tesorería».


Luego quemaron la ciudad y todo lo que había en ella, salvo lo que era de plata, oro, bronce y hierro, que fue guardado para entregarlo en la tesorería del Señor.


―¿Quién eres y de dónde vienes? —le preguntó David. ―Yo soy egipcio, siervo de un amalecita —respondió—. Mi amo me dejó atrás hace tres días porque estaba enfermo.


Los soldados reunieron todos los rebaños de ovejas y el ganado vacuno y lo condujeron delante de ellos. ―Todo esto te pertenece; es tu recompensa —le dijeron a David.


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