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1 Corintios 7:25 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

25 En cuanto a las personas solteras, no tengo ningún mandamiento del Señor, pero les daré mi opinión, que es la opinión de uno en quien por la misericordia de Dios pueden confiar.

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Biblia Reina Valera 1960

25 En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Ahora, con respecto a la pregunta acerca de las jóvenes que todavía no se han casado, para ellas no tengo ningún mandato del Señor. Pero el Señor, en su misericordia, me ha dado sabiduría digna de confianza, que les transmitiré a ustedes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Respecto a los que se mantienen vírgenes, no tengo mandato alguno del Señor; pero los consejos que les doy son los de un hombre a quien el Señor en su bondad ha hecho digno de crédito.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Acerca de las doncellas, no tengo mandamiento del Señor, pero doy mi opinión° como uno que ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Con respecto a los solteros, no tengo precepto alguno del Señor, sino que doy mi parecer como digno de fe que soy, por la misericordia del Señor.

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1 Corintios 7:25
15 Tagairtí Cros  

Sus jóvenes murieron a fuego, y sus doncellas perecieron sin haber alcanzado la edad de cantar sus cánticos nupciales.


Pero lo que soy, lo soy por la gracia de Dios. Y su gracia no ha sido en vano, porque he trabajado más que todos ellos, si bien es cierto que no he sido yo, sino la gracia de Dios que ha obrado por medio de mí.


Ahora bien, lo más importante en un siervo es que demuestre que es digno de confianza.


Para los casados tengo una orden, y la orden no es mía, sino del Señor: La esposa no debe separarse del esposo,


A los demás les digo yo, ya que esto no lo ha ordenado el Señor: Si un cristiano tiene una esposa que no es creyente, y ella desea continuar con él, él no debe divorciarse de ella.


Y si de todas maneras resuelve casarse, está bien, no peca; y si una muchacha decide casarse, no es pecado. Sin embargo, el matrimonio les traerá problemas adicionales, que yo quiero evitarles.


Sus intereses están divididos. Y lo mismo le pasa a la que se casa. La soltera está siempre ansiosa de agradar al Señor y se consagra a él en cuerpo y espíritu; pero la casada tiene que ocuparse de sus responsabilidades terrenas y de cómo agradar a su esposo.


Pero en mi opinión será más feliz si no se vuelve a casar; y creo que cuando digo esto les estoy dando el consejo del Espíritu de Dios.


Esto que les digo es un consejo, no una orden.


El Señor no me ha mandado a jactarme de nada; si lo hago es porque estoy portándome como un desquiciado.


Nosotros fuimos enviados por Dios para anunciar el evangelio con sinceridad delante de Dios, porque estamos unidos a Cristo. No somos como esos que predican la palabra de Dios por lucro.


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