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1 Corintios 16:16 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

16 que obedezcan a Estéfanas, así como a cualquiera que, como ellos, haga ese duro trabajo.

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Biblia Reina Valera 1960

16 Os ruego que os sujetéis a personas como ellos, y a todos los que ayudan y trabajan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 que se sometan a ellos y a otros como ellos, que sirven con tanta devoción.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Ustedes, a su vez, acepten su autoridad así como la de cualquiera que coopere y se dedique al servicio con ellos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 que estéis a disposición° de aquéllos, y de todos los que cooperan y trabajan.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Sed deferentes con ellos y con todos los que colaboran y trabajan.

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1 Corintios 16:16
20 Tagairtí Cros  

Entonces el Espíritu vino sobre Amasay, dirigente de los treinta, y por eso este respondió: «¡Somos tuyos, David! ¡Estamos a tu lado, hijo de Isaí! ¡Paz, paz para ti, paz para todos los que te apoyan; porque tu Dios está contigo!». Por consiguiente, David los recibió y permitió que se unieran a él, y los nombró jefes de su ejército.


Pues, ¿qué obtiene la gente de todo su trabajo? Generaciones vienen y generaciones van y todo sigue igual. Sale el sol y se pone, y en rápido giro vuelve a surgir. Sopla el viento del sur y del norte, aquí y allá, yendo y volviendo, sin ir a ninguna parte. Los ríos desembocan en el mar y este nunca se llena, y el agua vuelve a los ríos y nuevamente fluye hacia el mar.


Saludos a Trifena y a Trifosa, obreras esforzadas del Señor. Saluden también a mi querida hermana Pérsida, que ha trabajado tanto por el Señor.


Saluden en mi nombre a Priscila y a Aquila. Ellos han colaborado mucho conmigo en la obra de Cristo Jesús.


Recuerdos a María, que se ha esforzado tanto por ayudarlos a ustedes.


Salúdenme a Urbano, nuestro compañero de trabajo en Cristo, y a mi amado hermano Estaquis.


Dios ha puesto en su iglesia: apóstoles, que son los primeros, profetas, en segundo lugar, maestros, en tercer lugar, y luego, los que realizan milagros, los que tienen el don de sanar, los que pueden ayudar a los demás, los que pueden administrar, los que hablan en diversas lenguas.


No somos más que colaboradores de Dios. Ustedes son el huerto de Dios, son el edificio de Dios.


Sométanse unos a otros por respeto a Cristo.


Y a ti, mi fiel compañero, te pido que ayudes a estas mujeres. Porque han luchado a mi lado junto con Clemente y mis demás ayudantes en la obra del evangelio. Sus nombres ya están en el libro de la vida.


Cuando oramos a nuestro Dios y Padre, los recordamos constantemente a causa de la fe que tienen y demuestran con hechos, del amor que los empuja al trabajo, y de la esperanza en nuestro Señor Jesucristo que los mantiene firmes.


Recuerden, hermanos, cómo trabajamos y nos fatigamos por anunciarles el evangelio de Dios. De día y de noche trabajamos para no serle una carga a nadie.


Hermanos, les pedimos que respeten a los que trabajan entre ustedes, los guían y reprenden en el Señor.


Los ancianos que cumplen bien con su deber en la iglesia, especialmente los que se dedican a predicar y enseñar, deben ser doblemente apreciados y recompensados.


Obedezcan a sus líderes y sométanse a ellos, porque los cuidan a ustedes como quienes tienen que rendir cuentas. Obedézcanlos para que ellos cumplan su trabajo con alegría y sin quejarse, pues el quejarse no les trae ningún provecho.


Saluden a todos sus líderes y a todos los del pueblo santo. Los de Italia les mandan saludos.


Dios no es injusto. ¿Cómo podría él olvidar el ardor con que ustedes han trabajado o el amor que le han demostrado y le siguen demostrando al ayudar a los del pueblo santo?


También a los jóvenes les digo: obedezcan a los ancianos. Trátense unos a otros con humildad, porque «Dios está en contra de los orgullosos, pero a favor de los humildes».


Por eso, nosotros debemos ayudarlos, porque al hacerlo colaboramos con ellos en la verdad.


Y sé también que has sufrido por mi causa pacientemente y sin claudicar.


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