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1 Corintios 14:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

3 En cambio, el que profetiza proclama mensajes de Dios que edifican, exhortan y consuelan a los oyentes.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 En cambio, el que profetiza fortalece a otros, los anima y los consuela.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 El que profetiza, en cambio, da a los demás firmeza, aliento y consuelo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Pero el que profetiza, habla a los hombres para edificación y exhortación, y consuelo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Por el contrario, el que profetiza, habla a los hombres, edifica, exhorta y anima.

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1 Corintios 14:3
42 Tagairtí Cros  

Juan usaba estas y muchas otras palabras para anunciar a la gente las buenas nuevas.


Después de la lectura de la ley y los profetas, los jefes de la sinagoga les mandaron el siguiente mensaje: «Hermanos, si tienen alguna enseñanza de aliento para el pueblo, tomen la palabra».


donde fortalecieron a los discípulos y los animaron a seguir firmes en la fe. Les decían que era necesario que entraran al reino de Dios después de pasar por muchas tribulaciones.


Luego Judas y Silas, que también eran profetas, predicaron extensos sermones con el propósito de fortalecer y animar a los creyentes.


Lo hizo así, por ejemplo, José, al que los apóstoles apodaron Bernabé, que significa «hijo de consolación»; él era de la tribu de Leví y natural de la isla de Chipre.


Mientras tanto, la iglesia de Judea, Galilea y Samaria tenía paz y crecía en fortaleza y número. Los creyentes aprendían cómo andar en el temor del Señor, fortalecidos por el Espíritu Santo.


si tienes el don de animar a otros, anímalos; si Dios te ha puesto para ayudar a los necesitados, hazlo generosamente; si Dios te ha concedido ser líder, dirige con mucha dedicación; y si tienes el don de mostrar compasión, hazlo con alegría.


Por tanto, hagamos todo lo que sea posible para contribuir a la armonía en la iglesia y a la edificación mutua.


Cada uno debe agradar a su prójimo, y hacer cuanto contribuya al bien y a la edificación de su fe.


Es verdad que «todo está permitido», pero no todo es provechoso ni edifica a los demás.


Si tanto anhelan tener alguno de los dones del Espíritu Santo, pídanle que les dé los mejores, los que de veras puedan ser útiles a la iglesia en general.


Tu oración de acción de gracias podrá ser hermosa, pero no edificará a los presentes.


Bien, hermanos míos, resumamos. Cuando se reúnan, unos canten, otros enseñen o comuniquen lo que Dios les haya revelado o hablen en lenguas extrañas o interpreten lo que los otros dijeron en lenguas; pero que todo sirva para la edificación de la iglesia.


De esta manera los que tienen el don de profetizar podrán hablar uno tras otro, mientras los demás aprenden y se animan.


Y ahora, pasemos a la pregunta en cuanto a si se debe comer o no lo que ha sido sacrificado a los ídolos. Es cierto que todos tenemos conocimiento. Sin embargo, el saberlo todo hace que nos sintamos orgullosos. Lo que se necesita es el amor que edifica.


Él nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos consolar a todos los que sufren, con el mismo consuelo que él nos prodigó.


Ya es hora de perdonarlo y consolarlo, no vaya a ser que se consuma de tanta tristeza.


Nunca empleen un lenguaje sucio; más bien digan palabras que les hagan bien a los que las oyen y los ayuden a madurar.


Para eso precisamente lo envío. Quiero que ustedes sepan de nosotros y así se animen.


Lo estoy enviando a este viaje para que me informe cómo están ustedes y para que los anime.


Ustedes saben también que a cada uno de ustedes lo hemos tratado como un padre trata a sus hijos.


Cuando lo anunciamos, no fue por error ni teníamos malas intenciones ni queríamos engañar a nadie.


Por eso les enviamos a Timoteo, hermano nuestro y colaborador de Dios en el anuncio del evangelio de Cristo, para que los anime y haga más firmes en su fe,


Ahora, hermanos, les suplicamos en el nombre del Señor Jesús que cada vez vivan más como le agrada a Dios, así como lo aprendieron de nosotros. En realidad, ya lo están haciendo.


Por eso, anímense unos a otros con estas palabras.


En el nombre del Señor Jesucristo, les ordenamos a dichas personas que se pongan a trabajar tranquilamente para ganarse la vida.


ni prestaran atención a leyendas y a listas larguísimas de antepasados. Tales ideas provocan discusiones en vez de llevar adelante la obra de Dios que está fundada en la fe.


Mientras llego, ocúpate en leer públicamente las Escrituras, en enseñar y en animar a los hermanos.


Los que tienen un amo que es creyente, no por eso deben faltarle al respeto. Al contrario, deben servirle mejor, pues con su trabajo están ayudando a un hermano en la fe. Enseña estas verdades y exhorta a que las pongan en práctica.


Con urgencia predica la palabra de Dios; hazlo sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar.


Su fe en las verdades que hemos enseñado debe ser firme, para que pueda enseñarlas y convencer a los que la contradicen,


Esto es lo que tienes que enseñar. Exhorta y reprende con plena autoridad. ¡No permitas que nadie reste importancia a tus palabras!


De igual manera, exhorta a los jóvenes a ser prudentes.


Enseña a los esclavos a obedecer a sus amos en todo y a tratar de complacerlos; aconséjales que no sean respondones,


No dejemos de reunirnos, como algunos acostumbran hacer, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón cuando vemos que aquel día se acerca.


Hermanos, les ruego que reciban bien estas breves palabras que les he escrito, ya que son para animarlos.


Exhórtense todos los días mientras les quede tiempo, para que ninguno se endurezca contra Dios, cegado por el engaño del pecado,


Silvano, a quien considero un hermano fiel, me ha ayudado a escribir esta breve carta. Les escribo para aconsejarlos y para que estén seguros de que este es el verdadero amor de Dios. Manténganse firmes en ese amor.


Pero ustedes, amados míos, manténganse firmes en su santísima fe; aprendan a orar guiados por el Espíritu Santo;


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