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Salmos 102:4 - Biblia Lenguaje Básico

4 Mi vida es como el humo que desaparece en el aire. Los huesos me arden de dolor, parecen carbones encendidos.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Tengo el corazón angustiado, marchito como la hierba, y perdí el apetito.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 como hierba segada, mi corazón se seca y hasta me olvido de comer mi pan;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Mi corazón herido se agosta como la hierba, Y aun de comer mi pan me olvido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Mis días se terminan en humo, y mis huesos se queman lo mismo que un brasero.

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Salmos 102:4
21 Tagairtí Cros  

Sus consejeros le pedían que se levantara del suelo y comiera, pero David se negaba a hacerlo.


Después, Esdras salió del Templo de Dios y se fue a la habitación de Jojanán hijo de Eliasib, y se quedó allí esa noche. Estaba tan triste por la desobediencia de los que habían vuelto de Babilonia que no quiso ni comer ni beber.


Si doy rienda suelta a mi queja y a la amargura que llevo dentro, es porque estoy cansado de la vida.


Tengo la piel ennegrecida y los huesos me arden por la fiebre.


Perdemos entonces el apetito y no soportamos ningún alimento;


El Dios todopoderoso me ha herido, y eso me llena de miedo; ¡ya siento correr por mi cuerpo el veneno de sus flechas!


Lleno de ira y de furor, primero me engrandeciste y luego me derribaste.


No pasa un solo día sin que mis enemigos me ofendan; están furiosos conmigo y no paran de maldecirme.


porque pronto se marchitan, como la hierba; pronto se secan, como el verdor del prado.


¡Pero no hay razón para que me inquiete! ¡No hay razón para que me preocupe! ¡Pondré mi confianza en Dios mi salvador! ¡Solo a él alabaré!


Tú los conoces de sobra y sabes muy bien que me ofenden, me avergüenzan y me insultan.


En los momentos más difíciles, siempre busco a Dios. Con las manos levantadas me paso la noche orando, aunque ni esto me consuela.


Grita que la hierba se seca, y las flores se marchitan, cuando Dios lanza sobre ellas el viento del desierto.


Ya me partió el corazón con sus terribles flechas. Dios ha llenado mi vida de tristeza y amargura. Todo el día y a todas horas, la gente se burla de mí.


Siempre los tengo presentes, y eso me quita el ánimo.


Allí Saulo estuvo ciego durante tres días y no quiso comer ni beber nada.


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