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Salmos 101:3 - Biblia Lenguaje Básico

3 No quiero poner los ojos en la maldad que me rodea. No quiero nada con los malvados: ¡odio todo lo que hacen!

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Biblia Reina Valera 1960

3 No pondré delante de mis ojos cosa injusta. Aborrezco la obra de los que se desvían; Ninguno de ellos se acercará a mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Me negaré a mirar cualquier cosa vil o vulgar. Detesto a los que actúan de manera deshonesta; no tendré nada que ver con ellos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Nada tendré en vista que pueda ser malvado. Odio el proceder de los extraviados, no permitiré que se me pegue.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 No consideraré ningún asunto de Belial. Aborrezco la obra de los que se desvían,° no se me pegará.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 No pondré por punto de mis miras un propósito infame; aborrezco que se tramen rebeliones: yo no me he de contagiar.

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Salmos 101:3
44 Tagairtí Cros  

Yo siempre me propuse no mirar con malos deseos a ninguna mujer joven.


¡Apartaos de mí, gente malvada! ¡Os odio porque no sois sinceros! Pero a ti, Dios mío, te amo y quiero seguir tus leyes. Tú me das refugio y protección; tus promesas me llenan de esperanza.


No me dejes seguir a dioses falsos, pues quiero seguirte solo a ti.


pero deja que sean destruidos, junto con los malhechores, los que prefieren hacer el mal. ¡Que haya paz en Israel!


¡Los odio profundamente! ¡Tus enemigos son mis enemigos!


Pero no hay uno solo que no se haya alejado de Dios; no hay uno solo que no se haya corrompido; no hay uno solo que haga el bien.


Está orgulloso de sí mismo, y no reconoce su maldad.


Salmo de David. Instrucciones para Jedutún, el maestro del coro.


Me enseñó un nuevo salmo, un himno de alabanza. Muchos, al ver esto, honrarán a Dios y pondrán en él su confianza.


«Está en cama y no volverá a levantarse. ¡Un demonio lo ha atacado!».


Muchas veces lo pusieron a prueba; ¡enfurecieron al santo Dios de Israel!


no eran dignos de confianza; se portaron igual que sus padres, pues traicionaron a Dios igual que un arco mal tensado.


Tú amas y proteges a quienes odian el mal y te son fieles; tú los libras de los malvados;


No te dejarás dominar por el deseo de tener lo que otros tienen, ya sea su mujer, su sirviente, su sirvienta, su buey, su burro, o cualquiera de sus pertenencias.


Hay gente mala y sinvergüenza que anda contando mentiras;


para engañar a los otros, guiña el ojo, señala con los dedos, se mueve arrastrando los pies.


No te dejes engañar por su hermosura ni te dejes cautivar por su mirada.


Respetar a Dios lleva consigo aborrecer la maldad. Yo aborrezco a la gente que es orgullosa y presumida, que nunca dice la verdad ni vive como es debido.


Por eso, «más vale contentarse con lo que uno ve que desear lo imposible». Aunque tampoco esto tiene sentido, porque es como querer atrapar el viento.


A unos y otros les piden que no se crucen en su camino, que los dejen en paz y no les hablen del Santo de Israel.


Solo vivirá segura la gente que es honrada y siempre dice la verdad; la que no se enriquece a costa de los demás; la que no acepta regalos a cambio de hacer favores; la que no se presta a cometer crímenes; ¡la que ni siquiera se fija en la maldad que otros hacen! Esa gente tendrá como refugio una fortaleza sobre las rocas; siempre tendrá pan, y jamás le faltará agua.


A ti solo te interesa el dinero y no te importa ganarlo a costa de oprimir, de maltratar y de matar a gente inocente.


Si queréis terrenos, los robáis; si queréis casas, os apoderáis de ellas; maltratáis al dueño y a su familia, os adueñáis de todo lo que tiene.


No hagáis planes malvados en contra de vuestros semejantes y no hagáis juramentos falsos, porque todo eso lo aborrezco. Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.


Pero ahora yo os aseguro que si un hombre mira con deseo a otra mujer, ya ha sido infiel en su corazón.


Amad a los demás con sinceridad. Rechazad todo lo que sea malo y no os apartéis de lo que sea bueno.


Pero ahora conocéis a Dios. Mejor dicho, Dios os conoce a vosotros. Por eso, no puedo entender cómo es que os dejáis dominar de nuevo por esos dioses falsos, que no tienen poder, ni valen nada.


Luego amontonarás en la plaza central todo el botín recogido y prenderás fuego a la ciudad con todo el botín en homenaje a vuestro Dios. Jamás volverá a ser reconstruida, sino que quedará convertida en un montón de ruinas para siempre.


Nosotros no somos de los que dejan de ser fieles y acaban siendo castigados, sino que somos de los que reciben la salvación por tener fe en Dios.


Pero debéis obedecer fielmente todo lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés. No os olvidéis de nada.


Más les valdría no haber conocido el camino de la salvación que, después de haberlo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado.


Estos enemigos de Cristo han salido de entre nosotros, pero en realidad no eran de nuestro grupo. Si hubieran sido de nuestro grupo, se habrían quedado con nosotros. Pero así ha quedado claro que no todos los que se reúnen con nosotros son de los nuestros.


—Saúl no me hace caso ni me obedece. ¡Lamento haberlo elegido rey! Al oír esto, Samuel se entristeció y se pasó toda la noche rogando a Dios.


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