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Salmos 1:1 - Biblia Lenguaje Básico

1 Felices quienes no siguen malos consejos ni andan en malas compañías ni se juntan con los que se burlan de Dios.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos, ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Dichoso el hombre que no va a reuniones de malvados, ni sigue el camino de los pecadores ni se sienta en la junta de burlones,

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Cuán bienaventurado es el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni se detuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Dichoso el hombre que no sigue el consejo del impío, ni en el camino del errado se detiene, ni en la reunión de los malvados toma asiento,

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Salmos 1:1
52 Tagairtí Cros  

No quiero compartir sus reuniones, ni andar en su compañía, porque en un arrebato de ira mataron gente y despedazaron toros.


Como fue fiel a Dios en todo, no volvió a saberse de él porque Dios se lo llevó.


Y no solo imitó la mala conducta de Jeroboán, hijo de Nabat, sino que se casó con Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios, y terminó adorando a Baal.


Tras la muerte de su padre, Ocozías siguió los consejos de su madre y de sus parientes, los descendientes de Ajab. Pero estos consejos hicieron que Ocozías se comportara mal ante Dios, lo que ocasionó su ruina.


Tú eres mi creador, y no está bien que me maltrates ni que permitas que los malvados hagan planes contra mí.


Se creen dueños de su felicidad; yo, sin embargo, no pienso como ellos.


Yo nunca he sido un embustero, nunca he mentido a nadie.


En verdad, Dios cuida a los buenos, pero los malvados se encaminan al fracaso.


¡Felices los que practican la justicia y respetan lo que es recto!


¡Aleluya! Felices quienes respetan a Dios y gozan cumpliendo sus mandamientos.


¡Tú bendices al pueblo donde todo esto se cumple! ¡Tú bendices al pueblo que te reconoce como su Dios!


Felices los que encuentran apoyo en el Dios de Israel, los que han puesto su esperanza en nuestro Dios.


Dios cuida de los extranjeros, y sostiene a huérfanos y viudas. Dios hace que fracasen los planes de los malvados.


así evitaréis que se enfade, pues fácilmente se enfurece y podría quitaros la vida. ¡Felices los que en él confían!


Dios envía a su ángel para que salve del peligro a todos los que le honran.


Cuando habla, miente y ofende; ha renunciado a ser sensato y a practicar el bien.


Dios mío, ¡escucha mi queja! ¡No dejes que mis enemigos acaben con mi vida!


Pero mi pueblo Israel no quiso prestarme atención.


Señor y Dios nuestro, tú nos das calor y protección; nos das honor y gloria. Tu bondad no tiene medida para los que se portan rectamente.


Tú, sin embargo, hijo mío, no sigas su mal ejemplo y apártate de su conducta,


«Vosotros, inexpertos, vivís contentos con vuestra ignorancia; y vosotros, malcriados, que parecéis muy contentos con vuestra mala educación, ¿seguiréis siendo siempre así? Y vosotros, los ignorantes, ¿seguiréis rechazando el conocimiento?


La persona sensata se gana el aprecio de todos, pero la que da malos consejos acabará en la ruina.


Quien anda con sabios aprende a ser sabio; quien se junta con necios acabará en la ruina.


Para el insolente, el castigo; para el necio, los azotes.


el mal no te alcanzará y los malvados no podrán contigo.


Dios se burla de los burlones, pero brinda su ayuda a los humildes.


La vida de los malvados es todo lo contrario: es como una gran oscuridad que los hará tropezar sin saber dónde será.


Si eres sabio, te aprovechará el serlo; pero si eres un insensato, sufrirás las consecuencias».


Yo no he andado de fiesta en fiesta, buscando divertirme. Tú me has obligado a estar solo, compartiendo tu ira contra mi pueblo.


¡Pero benditos sean aquellos que solo confían en mí!


pero a sus hijos les advertí que no siguieran el mal ejemplo de sus padres, ni tuvieran nada que ver con sus ídolos.


Jesús le dijo: —¡Dichoso tú, Pedro, hijo de Jonás! Porque no sabes esto por tu propia cuenta, sino que te lo ha revelado mi Padre que está en el cielo.


Pero Jesús le respondió: —¡Feliz más bien la gente que escucha el mensaje de Dios, y lo pone en práctica!


Si entendéis estas cosas y las ponéis en práctica, seréis felices.


Jesús le dijo: —¿Has creído porque me has visto? ¡Felices los que crean en mí sin haberme visto!


Nos alegra saber que, por creer en Jesucristo, ahora podemos disfrutar de la gracia de Dios, y que un día compartiremos con él toda su grandeza.


Por lo tanto, protegeos con las armas que Dios os proporciona para que, cuando llegue el día malo, podáis resistir los ataques del enemigo y manteneros firmes hasta conseguir un triunfo completo.


En general, podéis comer carne de animales que sean rumiantes y tengan partidas las pezuñas.


¡Dichoso tú, Israel, pues Dios te ha rescatado! Dios te protege y te ayuda; él te defiende de tus enemigos, ¡Tú los humillarás y los pondrás bajo tus pies!».


Por mucho tiempo habéis vivido haciendo lo mismo que hacen los que no creen en Dios. Teníais vicios y malos deseos, os emborrachabais, participabais en fiestas escandalosas y adorabais ídolos odiosos.


Felices los que dejen de hacer lo malo, pues tendrán derecho a comer de los frutos del árbol que da vida eterna y podrán entrar por las puertas de la ciudad.


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