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Oseas 12:4 - Biblia Lenguaje Básico

4-5 Desde antes de nacer Jacob, vuestro antepasado, engañó a su hermano; y cuando se hizo un hombre, Dios se le apareció en Betel. Allí Jacob luchó con un ángel y consiguió vencerlo. Luego, con lágrimas en los ojos, suplicó el favor de Dios.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

4 Venció al ángel, y prevaleció; lloró, y le rogó; en Bet-el le halló, y allí habló con nosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Sí, luchó con el ángel y venció. Lloró y clamó para que lo bendijera. Allá en Betel se encontró cara a cara con Dios, y Dios habló con él,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Ya en el seno materno suplantó a su hermano y, cuando era hombre, peleó con Dios. Luchó con el ángel, lo venció.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Luchó con el ángel y prevaleció; lloró, y alcanzó misericordia. En Bet-’El lo encontró, y allí habló con nosotros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 En el seno materno suplantó a su hermano, y en su edad viril peleó con Dios.

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Oseas 12:4
18 Tagairtí Cros  

Después de Esaú nació su hermano, al que llamaron Jacob porque nació agarrado del talón de Esaú. Isaac tenía sesenta años cuando los niños nacieron.


Luego, regresó solo al otro lado y allí luchó con un desconocido hasta que el sol salió.


Cuando el desconocido se dio cuenta de que no podía vencer a Jacob, lo golpeó en la cadera y se la dislocó.


Entonces el desconocido le dijo: —¡Suéltame que ya ha salido el sol! Pero Jacob le respondió: —No te soltaré hasta que me bendigas.


Entonces Jacob le dijo: —Ahora te toca a ti decirme cómo te llamas. Pero el desconocido respondió: —¿Por qué quieres saber mi nombre? Luego bendijo a Jacob.


Y como Dios había hablado allí con él, Jacob llamó a ese lugar Betel.


Entonces bendijo a José con estas palabras: —El Dios de mi abuelo Abrahán y de mi padre Isaac me ha guiado toda mi vida.


Convirtió el mar en tierra seca, cruzamos a pie el río Jordán. ¡Allí hicimos fiesta por todo lo que él hizo!


Pues mirad —dice el Dios todopoderoso—, yo voy a enviar un mensajero para que me prepare el camino. Es el mensajero del pacto a quien vosotros buscáis y deseáis, y que llegará a mi Templo cuando menos lo esperéis. Mi mensajero ya viene. Pero, cuando llegue, nadie va a poder resistir su presencia. ¡Ese día nadie va a poder mantenerse en pie! Mi mensajero es como el fuego que purifica los metales; es como el jabón que limpia la suciedad.


Después Dios nos llevará a nosotros, los que estemos vivos en ese momento, y nos reunirá en las nubes con los demás; entonces, todos nos encontraremos con el Señor Jesús y nos quedaremos con él para siempre.


Cuando Cristo estuvo aquí en el mundo, oró mucho a Dios, y con lágrimas le rogó que lo librara de la muerte, pues Dios tenía poder para hacerlo. Y como Cristo siempre fue obediente, Dios escuchó su oración.


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