Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne

- Fógraí -





Nehemías 1:6 - Biblia Lenguaje Básico

6 Escúchame y atiende mi oración, pues soy tu servidor. Día y noche te he rogado por los israelitas, que también son tus servidores. Reconozco que todos hemos pecado contra ti. He pecado yo y también mis antepasados.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

6 esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

6 ¡escucha mi oración! Mírame y verás que oro día y noche por tu pueblo Israel. Confieso que hemos pecado contra ti. ¡Es cierto, incluso mi propia familia y yo hemos pecado!

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

6 ¡Escucha con atención, abre los ojos, atiende la plegaria de tu servidor! Porque como tú lo ves, yo oro día y noche por los hijos de Israel, tus servidores y confieso los pecados de los hijos de Israel.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

6 Esté ahora atento tu oído y tus ojos abiertos, para oír la oración de tu siervo, que yo hago hoy ante ti, día y noche, por los hijos de Israel tus siervos, confesando los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti. ¡Sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado!

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Estén atentos tus oídos y abiertos tus ojos para escuchar la oración de tu siervo, la que al presente te dirijo día y noche ante tu presencia por los israelitas, tus siervos, confesando los pecados que los israelitas hemos cometido contra ti, pues también yo y la casa de mi padre hemos pecado.

Féach an chaibidil Cóip




Nehemías 1:6
34 Tagairtí Cros  

Pero si en ese lugar donde tu pueblo esté prisionero, se convierte a ti con toda sinceridad, atiéndelo. Si reconoce que ha pecado y actuado mal y te lo dice, escúchalo. Si tu pueblo ora a ti y te ruega, mirando hacia esta tierra que diste a sus antepasados, hacia esta ciudad y hacia este Templo que yo te he construido,


¿Os parece poco lo que habéis hecho, que todavía queréis hacer que la gente de Judá y Jerusalén sean vuestros esclavos y esclavas? ¿No os parece que ya habéis pecado bastante contra Dios?


Nuestros antepasados dejaron de adorar a Dios y se portaron mal con él; lo abandonaron, se apartaron de su Templo y le dieron la espalda.


Dios mío, míranos y escucha las oraciones que se hagan en este lugar.


Mientras Esdras estaba de rodillas frente al Templo, reconociendo el pecado del pueblo, una gran cantidad de hombres, mujeres y niños se juntó alrededor de él, llorando amargamente.


Así pues, reconoced ante el Dios de vuestros antepasados que sois culpables y haced lo que él quiere. Apartaos de todos aquellos extranjeros que adoran a otros dioses, y de las mujeres extranjeras con las que os habéis casado.


Oh Dios, escucha mi oración y las oraciones de tus servidores cuyo único deseo es honrarte. Haz que el rey me reciba bien y que yo tenga éxito». En ese tiempo yo era copero del rey Artajerjes.


Tú reconstruirás Jerusalén y así demostrarás tu poder.


Nosotros hemos pecado, y hemos hecho lo malo; hemos cometido tantas maldades como nuestros antepasados.


¡Escúchame, Dios mío! ¡Presta oído a mis gritos que te piden compasión!


Pero te confesé mi pecado, y no oculté mi maldad. Me decidí a reconocer que había sido rebelde contigo, y tú, mi Dios, me perdonaste.


alejaos del mal, haced lo bueno y procurad vivir siempre en paz.


Yo voy a pedir ayuda a Dios y él me salvará.


Salmo compuesto por la familia de Coré, por Hemán el ezraíta. Instrucciones para el director del coro: este salmo deberá cantarse con motivo de una enfermedad.


Entonces exclamé: «¡Ahora sí voy a morir! Porque yo, que soy un hombre pecador y vivo en medio de un pueblo pecador, he visto al rey del universo, al Dios todopoderoso».


Pecaron nuestros antepasados y Dios nos castigó a nosotros.


Señor y Dios nuestro, en el pasado tú nos diste muestras de tu gran poder. Tú sacaste de Egipto a tu pueblo, y desde entonces te hiciste muy famoso. Además, sabemos que eres muy bondadoso. Es verdad que hemos pecado y que hemos hecho lo que está mal, pero te rogamos que ya no te enfades contra Jerusalén. Todos los pueblos vecinos se burlan de ella y de tu pueblo. De eso tenemos la culpa nosotros y nuestros antepasados. Lo reconocemos. ¡Pero recuerda que Jerusalén es tu ciudad, y que está en tu monte santo!


Mientras yo estaba orando por Jerusalén, y pidiendo perdón por mis pecados y los de mi pueblo,


Esto es lo que pedí a Dios en mi oración: —Dios mío, tú eres grande y poderoso. Tú siempre cumples lo que prometes, y muestras tu amor a quienes te aman y te obedecen.


Nosotros, en cambio, hemos pecado. Nos hemos portado muy mal contigo; hemos vivido como si tú no existieras y te hemos desobedecido.


Dios mío, todos estamos avergonzados por haber pecado contra ti. Y lo mismo que nosotros están también avergonzados nuestros reyes, nuestros jefes y nuestros antepasados.


¿Creéis que Dios no defenderá a las personas que él eligió, que oran día y noche pidiéndole ayuda? ¿Tardará él en responderles?


ahora era viuda y tenía ochenta y cuatro años. Se pasaba noche y día en el Templo ayunando, orando y adorando a Dios.


Antes nosotros nos comportábamos así y vivíamos obedeciendo a los malos deseos de nuestro cuerpo y nuestra mente. ¡Merecíamos con toda razón ser castigados por Dios, igual que los demás!


La viuda que realmente se ha quedado sola, confía en Dios y no cesa de orar día y noche.


Mis familiares y yo hemos servido a Dios, y nadie puede acusarnos de nada malo. Siempre que oro, ya sea de día o de noche, te recuerdo y doy gracias a Dios por ti.


Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos estar seguros de que él, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad.


—Saúl no me hace caso ni me obedece. ¡Lamento haberlo elegido rey! Al oír esto, Samuel se entristeció y se pasó toda la noche rogando a Dios.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí