Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne

- Fógraí -





Miqueas 3:8 - Biblia Lenguaje Básico

8 Pero yo, Miqueas, estoy lleno del poder de Dios. Por eso puedo afirmar que nuestro Dios es un Dios justo. También puedo acusar a los israelitas de ser un pueblo pecador y desobediente.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

8 Mas yo estoy lleno de poder del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Yo, en cambio, estoy lleno de poder, lleno del Espíritu del Señor. Estoy lleno de justicia y de fuerza para denunciar con valentía el pecado y la rebelión de Israel.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Yo, al contrario, estoy lleno del espíritu de Yavé. El me da celo por la justicia, me llena de fuerza y de ánimo para denunciar a Jacob su pecado, para descubrir las faltas de Israel.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

8 Pero yo estoy dotado de poder, de justicia y de valor, Por el Espíritu de YHVH, Para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Yo, en cambio, estoy lleno de la fuerza del espíritu de Yahveh, de justicia y de fortaleza, para denunciar a Jacob su rebeldía y a Israel su pecado.

Féach an chaibidil Cóip




Miqueas 3:8
28 Tagairtí Cros  

A mí no me faltan palabras; y ya no me puedo aguantar.


«¡Grita bien fuerte, grita sin miedo, alza la voz como una trompeta! ¡Denuncia los pecados de mi pueblo, que se avergüence Israel de sus culpas!


El espíritu de Dios está sobre mí, porque Dios me eligió y me ha enviado para dar buenas noticias a los pobres, para consolar a los afligidos, y para anunciar a los prisioneros que pronto van a quedar en libertad.


Dios también me ha enviado para anunciar que ha llegado el tiempo en que él nos va a salvar y va a vengarse de nuestros enemigos. Me ha enviado para consolar a los tristes,


Yo te haré tan fuerte como una columna de hierro, como un portón de bronce, como una ciudad amurallada. Vas a enfrentarte a todas las autoridades, a todo el pueblo de Judá.


La verdad es que desearía no acordarme más de ti ni anunciar más tus mensajes; pero tus palabras son como un fuego que arde dentro de mí y que me quema hasta los huesos. Yo trataba de no hablar, pero me resultaba imposible callar.


¡Me invade la ira de Dios, y ya no puedo contenerme! Pues bien —dice Dios—, da rienda suelta a tu enfado sobre los niños que andan por la calle, sobre las pandillas de jóvenes, sobre esposas y maridos, sobre los ancianos cargados de años. ¡Todos ellos serán hechos prisioneros!


Jamás tus profetas te dijeron la verdad; te hicieron creer en mentiras y no señalaron tu maldad para que cambiara tu suerte. Solo te hicieron anuncios seductores, pero completamente engañosos.


—Ezequiel, hombre mortal, habla con los habitantes de Jerusalén y hazles entender que me resulta insoportable su conducta. Comunícales, pues, de mi parte el siguiente mensaje: La ciudad de Jerusalén fue fundada en el país de Canaán. Antes fue habitada por los amorreos y los hititas. ¡Desde sus inicios es una ciudad malvada!


—Ezequiel, hombre mortal, declara culpable a Jerusalén, esa ciudad asesina. ¡Échale en cara todas sus odiosas maldades!


Dios también me dio este mensaje: —Tú, Ezequiel, hombre mortal, encárgate de anunciar a Oholá y Oholibá que son culpables. ¡Recuerda a Samaría y a Jerusalén sus odiosas acciones!


Anda y di a los israelitas cómo debe ser el Templo, y sus salidas y entradas. Muéstrales la forma exacta y las medidas que deben tener; descríbeles todo esto para que lo hagan tal como te lo he ordenado. Enséñales también todos los mandamientos que te he dado para que los obedezcan y se avergüencen de sus malas acciones.


porque hablaba como alguien que tiene autoridad, y no como los maestros de la Ley.


Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, a quienes llamó Boanerges, que quiere decir «hijos del trueno»;


No fui a vosotros como un sabelotodo, ni usé palabras elegantes. Solo dejé que el Espíritu de Dios mostrara su poder y os convenciera.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí