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Miqueas 2:1 - Biblia Lenguaje Básico

1 ¡Qué mal os va a ir, gente malvada! Al acostaros hacéis planes perversos y cuando os levantáis los lleváis a cabo, porque tenéis el poder de hacerlo.

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Biblia Reina Valera 1960

1 ¡Ay de los que en sus camas piensan iniquidad y maquinan el mal, y cuando llega la mañana lo ejecutan, porque tienen en su mano el poder!

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 ¡Qué aflicción les espera a ustedes que despiertan en la noche, tramando planes malvados! Se levantan al amanecer y se apuran a realizarlos, solo porque tienen el poder para hacerlo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Pobres de ustedes que meditan la injusticia, que toda la noche traman el mal, y al amanecer lo ejecutan cuando está a su alcance.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 ¡Ay de quienes planean maldades y traman iniquidad en sus camas! Que al clarear la mañana las ejecutan con el poder que tienen en su mano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 ¡Ay de quienes traman injusticias, urden el mal en sus lechos y al clarear la mañana lo ejecutan, porque está al alcance de sus manos.

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Miqueas 2:1
40 Tagairtí Cros  

Ganas y poder no me faltan de haceros daño, pero anoche el Dios de tu padre me ordenó que no te reprochara nada.


Su mujer Jezabel le dijo: —¿Acaso no eres tú el que manda en Israel? Levántate, come y alégrate. Yo haré que sea tuya la viña de Nabot, el de Jezrael.


Entonces Amán dijo al rey Asuero: —Majestad, en tu reino vive gente de otra raza. Se los encuentra uno por todos lados. Tienen leyes diferentes y no obedecen tus órdenes. No es conveniente dejarlos vivir en el reino.


Entonces su mujer Zeres y todos sus amigos le aconsejaron: —Manda construir una horca de unos veintidós metros de altura. Luego, mañana por la mañana, le pides al rey que haga colgar a Mardoqueo en esa horca. Así podrás disfrutar del banquete, en compañía del rey. Este consejo le agradó a Amán, y mandó a construir la horca.


Pero la reina Ester se presentó ante el rey, y este ordenó por escrito que Amán fuera castigado por ese plan tan malvado. Ordenó que Amán y sus hijos fueran ahorcados.


El malvado solo acarreará desgracia, en su interior no hay más que engaño.


Cuando habla, miente y ofende; ha renunciado a ser sensato y a practicar el bien.


Aun cuando está acostado, solo piensa en hacer lo malo; no deja su mal camino ni se aparta de la maldad.


¡Al contrario! ¡Todo lo que pensáis está cargado de malas intenciones! ¡Todo lo que hacéis provoca violencia en el país!


A la persona bondadosa Dios le concede su favor; a la de malas intenciones le da su merecido.


Los que piensan hacer el mal cometen un grave error; los que procuran hacer el bien reciben de Dios amor y verdad.


No te niegues a hacer un favor, siempre que puedas hacerlo.


Esa gente no duerme tranquila hasta que consigue hacer algo malo; ¡no descansa hasta destruir a alguien!


Ese día desaparecerán los insolentes, los orgullosos, y los que solo piensan en el mal.


Esos tramposos dicen mentiras y hacen planes malvados; con sus mentiras perjudican a los pobres y necesitados que reclaman justicia.


¡Qué mal os va a ir a los que compráis casas y más casas, campos y más campos! No dejáis lugar para nadie más y os creéis los únicos dueños del país.


Tenéis las manos llenas de sangre por los crímenes que habéis cometido. Mentís con vuestras palabras y maldecís con vuestros labios.


La gente comenzó a hacer planes en contra de Jeremías. Decían: «Vamos a acusarlo de algún crimen y así haremos que calle para siempre. No hagamos ningún caso a sus palabras, pues nunca nos faltará un sacerdote que nos enseñe la ley, ni un sabio que nos dé consejos, ni un profeta que nos hable de parte de Dios».


Entonces Dios me dijo: —Hombre mortal, estos son los que hacen planes malvados y dan malos consejos a la gente de Jerusalén.


Aquel día harás toda clase de planes malvados.


El príncipe no podrá adueñarse de la tierra que es del pueblo, ni podrá dársela a sus hijos como herencia. Si les quiere dar algo, debe darles lo que sea de su propiedad. Así que nadie podrá quitar a la gente de mi pueblo sus propiedades.


Los ricos se aprovechan de los pobres, y todos en la ciudad son unos mentirosos.


No maltratéis a nadie, ni hagáis daño a los demás; en lugar de hacer planes malvados, cuidad de las viudas, de los huérfanos, de los pobres y de los inmigrantes.


Al amanecer, los sacerdotes principales, los líderes del país y los maestros de la Ley se reunieron con los miembros de la Junta Suprema. Terminada la reunión, ataron a Jesús, lo sacaron del palacio de Caifás y lo entregaron a Poncio Pilato, el gobernador romano.


Los sacerdotes principales y los maestros de la Ley se dieron cuenta de que Jesús los estaba comparando con los hombres malvados que arrendaron la viña. Entonces quisieron apresar a Jesús en ese mismo instante, pero no se atrevieron porque tenían miedo del pueblo.


Jesús le respondió: —No tendrías ningún poder sobre mí si Dios no te lo hubiera dado; por eso el que me entregó a ti es más culpable de pecado que tú.


Al día siguiente, unos cuarenta judíos se pusieron de acuerdo para matar a Pablo. Fueron entonces a ver a los sacerdotes principales y a los líderes de la nación, y les dijeron: —Hemos jurado no comer ni beber nada hasta que hayamos matado a Pablo. Que una maldición caiga sobre nosotros si no cumplimos el juramento.


Ahora bien, este es nuestro plan: vosotros, y los demás judíos de la Junta Suprema, pedidle al comandante de los soldados romanos que traiga mañana a Pablo con la excusa de que deseáis investigar más acerca de él. Nosotros, por nuestra parte, estaremos listos para matarle antes de que llegue aquí.


Hablan mal de los demás, odian a Dios, son insolentes y orgullosos, y se creen muy importantes. Siempre están inventando nuevas maneras de hacer el mal y no obedecen a sus padres.


Vuestros hijos e hijas caerán en manos de extranjeros que se los llevarán a otro país sin que podáis evitarlo y sin que nunca más volváis a verlos.


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