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Mateo 8:20 - Biblia Lenguaje Básico

20 Jesús le contestó: —Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo un lugar donde descansar.

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Biblia Reina Valera 1960

20 Jesús le dijo: Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Jesús le respondió: —Los zorros tienen cuevas donde vivir y los pájaros tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene ni siquiera un lugar donde recostar la cabeza.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Jesús le contestó: 'Los zorros tienen cuevas y las aves tienen nidos, pero el Hijo del Hombre ni siquiera tiene dónde recostar la cabeza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Jesús le dice: Las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Jesús le contesta: 'Las zorras tienen madrigueras y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza'.

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Mateo 8:20
35 Tagairtí Cros  

en las orillas de esos ríos hacen su nido las aves del cielo que dejan oír su canto entre las ramas.


En ellos anidan las aves; en sus ramas habitan las cigüeñas.


Yo soy pobre y humilde, y es muy grande mi dolor.


Pero deja que se alegren los que en tu Templo te adoran; que digan siempre los que aman tu salvación: «¡Nuestro Dios es poderoso!».


¡Bórralos del libro de la vida! ¡Que no figure su nombre en la lista de la gente buena!


Deseo con toda el alma estar en los patios de tu Templo; ¡me muero por llegar a ellos! Tú eres el Dios de la vida, por eso te canto alegre con todas mis fuerzas.


Mientras yo tenía esta visión, alguien parecido a un ser humano apareció entre las nubes y se acercó al anciano.


Así como Jonás estuvo tres días dentro del gran pez, así yo, el Hijo del hombre, estaré enterrado durante tres días en lo profundo de la tierra.


Porque yo, el Hijo del hombre, soy quien decide lo que se puede hacer en sábado y lo que no se puede hacer.


Jesús les dijo: —El que siembra la buena semilla de trigo soy yo, el Hijo del hombre.


Cuando llegaron cerca de la ciudad de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?


Porque yo, el Hijo del hombre, vendré pronto con el poder de Dios y con mis ángeles, para dar su premio a los que hicieron el bien y para castigar a los que hicieron el mal.


Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: —No le contéis a nadie lo que habéis visto hasta que yo, el Hijo del hombre, resucite de entre los muertos.


Jesús les respondió: —Os aseguro que cuando todo sea hecho nuevo y yo, el Hijo del hombre, ocupe el trono de gloria, todos vosotros reinaréis conmigo. Y los que me habéis seguido, os sentaréis también en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.


No os avergoncéis de mí ni de mis palabras delante de esta gente malvada que rechaza a Dios. Si lo hacéis, yo, el Hijo del hombre, me avergonzaré de vosotros cuando venga con el poder de mi Padre y con sus ángeles.


Si os declaráis a mi favor delante de los demás, yo, que soy el Hijo del hombre, me declararé a favor vuestro delante de los ángeles de Dios.


¡Claro que no, sino que les hará justicia de inmediato! Pero cuando yo, el Hijo del hombre, regrese a este mundo, ¿acaso encontraré gente que tenga fe en Dios?


Lo reconoceréis porque está acostado en un pesebre, envuelto en pañales.


Los pastores fueron de prisa y encontraron a María, a José y al niño acostado en el pesebre.


su primer hijo. Como no encontraron un lugar apropiado para pasar la noche, tuvieron que quedarse en un establo. Cuando el niño nació, María lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre.


Por eso, estad siempre alerta y orad en todo momento, para que podáis escapar de todas las cosas que van a suceder. Así podréis estar conmigo, el Hijo del hombre.


Jesús le contestó: —Las zorras tienen sus guaridas y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo ni siquiera un sitio para recostar la cabeza y descansar.


Y añadió: —Os aseguro que veréis el cielo abierto, y también a los ángeles de Dios subir y bajar sobre mí, que soy el Hijo del hombre.


La gente le preguntó: —¿Por qué dices tú que el Hijo del hombre ha de ser levantado? ¿Quién es este Hijo del hombre? Las Escrituras dicen que el Mesías vivirá para siempre.


Después de que Judas saliera, Jesús dijo a los otros discípulos: —Ahora va a mostrarse la gloria del Hijo del hombre, que soy yo. Gracias a mí también verán lo poderoso y grande que es Dios.


Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó de allí, es decir, yo, el Hijo del hombre.


Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, y del mismo modo yo, el Hijo del hombre, tengo que ser levantado en alto,


Deberíais preocuparos no tanto por la comida que se acaba, sino por la que dura y da vida eterna. Esa es la comida que yo, el Hijo del hombre, os daré, porque Dios que es mi Padre os ha mostrado que yo tengo autoridad.


Jesús les dijo: —Yo soy el Hijo del hombre, y os aseguro que si no coméis mi cuerpo ni bebéis mi sangre, no tendréis en vosotros vida eterna.


Entonces, ¿qué sucedería si me vierais a mí, el Hijo del hombre, subir al cielo, donde antes estaba?


Entonces Esteban exclamó: —Veo el cielo abierto. Y veo también a Jesús, el Hijo del hombre, de pie en el lugar de honor.


Ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, vino al mundo y se hizo pobre, para que, con su pobreza, vosotros llegarais a ser ricos.


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