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Mateo 27:5 - Biblia Lenguaje Básico

5 Entonces Judas tiró las monedas en el Templo, fue y se ahorcó.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces Judas tiró las monedas de plata en el templo, salió y se ahorcó.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Entonces él, arrojando las monedas en el Templo, se marchó y fue a ahorcarse.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y arrojando las piezas de plata en el santuario, se retiró y se marchó de allí, y se ahorcó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Entonces él arrojó las monedas de plata contra el templo, se marchó y se ahorcó.

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Mateo 27:5
12 Tagairtí Cros  

Mientras tanto, como Ajitófel vio que Absalón no le había hecho caso, montó en su burro y regresó a su casa de Guiló. Al llegar, arregló sus asuntos familiares y luego se ahorcó. Así murió y fue enterrado en la tumba de su padre.


Pero cuando Zimrí vio que el ejército se había apoderado de la ciudad, entró en el palacio, le prendió fuego con él mismo dentro y murió.


Su mujer entonces le dijo: —¿Por qué insistes en ser bueno? ¡Mejor maldice a Dios, y muérete!


Ya no quiero seguir viviendo. ¡Preferiría morir estrangulado que seguir viviendo en este mundo! Déjame, pues, en paz ya que mi vida es un soplo.


Dios mío, ¡tú arrojarás a esos malvados hasta el fondo de la tumba! ¡Esos asesinos mentirosos no vivirán ni la mitad de su vida! En cuanto a ti, pon en manos de Dios todo lo que te preocupa; él te dará su apoyo. Dios nunca deja que fracasen los buenos. ¡Por eso siempre confío en él!


Por fin, hubo dos que dijeron: —Este hombre dijo que es capaz de destruir el Templo de Dios, y de construirlo de nuevo en tres días.


Los sacerdotes principales recogieron las monedas y dijeron: —Este dinero está manchado de sangre; la ley no nos permite que lo pongamos en el cofre de las ofrendas.


Toda la gente estaba fuera, esperando a Zacarías, y se preguntaba por qué tardaba tanto en salir del Templo.


Los sacerdotes acostumbraban echar a suertes quien del grupo entraría al Templo de Dios a quemar incienso en el altar. Esta vez le tocó a Zacarías entrar a quemar el incienso;


Rápidamente llamó Abimélec a su escudero, y le dijo: —Saca tu espada y mátame. No quiero que se diga que una mujer me mató. Entonces lo atravesó con la espada, y Abimélec murió.


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