Así dice Dios a los habitantes de Judá y de Jerusalén: Preparad el corazón para recibir mi mensaje. Cumplid el pacto que hice con vosotros, pero cumplidlo de verdad. Mi mensaje es como una semilla, ¡no la sembréis entre espinos! Si seguís haciendo lo malo, mi ira se encenderá como un fuego y nadie podrá apagarlo.