Cuando Dios llene de temor a la tierra, la gente se esconderá entre las rocas, en lo más profundo de las cuevas, para poder escapar de Dios y de su resplandeciente majestad. Cuando llegue ese día, la gente tomará sus falsos dioses, esos ídolos de oro y plata que fabricaron con sus propias manos, y los arrojarán a las ratas y a los murciélagos.