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Lucas 1:80 - Biblia Lenguaje Básico

80 El niño Juan crecía en estatura y se hacía fuerte espiritualmente. Vivió en el desierto hasta el día en que Dios le mandó proclamar su mensaje al pueblo de Israel.

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Biblia Reina Valera 1960

80 Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

80 Juan creció y se fortaleció en espíritu. Y vivió en el desierto hasta que comenzó su ministerio público a Israel.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

80 A medida que el niño iba creciendo, le vino la fuerza del Espíritu. Vivió en lugares apartados hasta el día en que se manifestó a Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

80 Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu, y estuvo en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

80 El niño crecía y su espíritu se fortalecía; y moraba en lugares despoblados hasta el momento de manifestarse ante Israel.

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Lucas 1:80
11 Tagairtí Cros  

Cuando los enviados por Juan se fueron, Jesús comenzó a hablar con la gente acerca de Juan. Les decía: —¿A quién fuisteis a ver al desierto? ¿Era acaso un hombre sin carácter como las cañas que dobla el viento?


Por aquel tiempo, Juan el Bautista salió al desierto de Judea para predicar a la gente. Les decía:


Tu hijo va a ser muy importante ante Dios. No beberá vino ni cualquier otro licor, y el Espíritu Santo estará con él desde antes de que nazca.


El niño Jesús crecía en estatura y se iba fortaleciendo. Estaba lleno de sabiduría, y Dios estaba muy contento con él.


Mientras tanto, Jesús seguía creciendo con la edad en sabiduría y gozaba del favor de Dios y de la estima de la gente. Dios y toda la gente del pueblo estaban muy contentos con él, y lo querían mucho.


Yo no sabía quién era, pero Dios me mandó bautizar con agua para que todos pudierais conocerlo.


Apolo se enfrentaba con decisión a los judíos que no creían en Jesús, y con las Escrituras les probaba que Jesús era el Mesías.


Y así sucedió. En los años siguientes, Dios bendijo a Ana, y tuvo tres hijos y dos hijas. Mientras tanto, el niño Samuel crecía bajo el cuidado de Dios.


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