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Levítico 11:42 - Biblia Lenguaje Básico

42 Por lo tanto, no debéis comer ningún reptil que camine sobre su vientre, ni ningún insecto que camine sobre cuatro patas, o que tenga muchas patas.

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Biblia Reina Valera 1960

42 Todo lo que anda sobre el pecho, y todo lo que anda sobre cuatro o más patas, de todo animal que se arrastra sobre la tierra, no lo comeréis, porque es abominación.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

42 Esto incluye todos los animales que se deslizan sobre el vientre, como también los de cuatro patas y los de muchas patas. Todos esos animales que corren por el suelo son detestables, y nunca deberás comerlos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

42 No comerán aquellos que caminan sobre su vientre o que se arrastran por el suelo sobre cuatro patas o sobre muchas patas; ustedes los tendrán por inmundos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

42 De todo reptil que se arrastra sobre la tierra: cualquiera que se mueva sobre su vientre, y cualquiera que ande en cuatro patas, o cualquiera que tenga muchos pies, no comeréis, porque son abominación.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

42 No comeréis ningún animal de los que se arrastran sobre el vientre o caminan sobre cuatro o más patas, a la manera del reptil que se arrastra sobre la tierra, pues es una abominación.

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Levítico 11:42
12 Tagairtí Cros  

Dijo entonces Dios: —Que los mares se llenen con seres vivos. Quiero que las aves vuelen sobre la tierra y crucen el cielo azul.


El lobo y el cordero comerán juntos, el león comerá hierba igual que el buey, y la serpiente se alimentará de tierra. No habrá en toda Jerusalén nadie que haga daño a los demás. Así os lo aseguro yo, vuestro Dios».


No debéis comer ningún animal que se arrastre por el suelo. Son animales impuros.


No os hagáis, pues, despreciables a causa de cualquier animal que se arrastre por el suelo, ni os contaminéis con esa clase de animales ni os convirtáis en impuros a causa de ellos.


Obliga a esas naciones a arrastrarse por el suelo, como lo hacen las serpientes. Oblígalas a salir de sus refugios, para que, llenas de miedo, se humillen ante ti, Dios nuestro.


¡Qué mal vais a acabar hipócritas, maestros de la Ley y fariseos! Os preocupáis de dar como ofrenda la décima parte de la menta, del anís y del comino que cosecháis en vuestros campos. Pero no obedecéis las enseñanzas más importantes de la ley que consiste en ser justos con los demás, tratarlos con amor y tener fe en Dios. Hay que hacer esas tres cosas, sin dejar de cumplir las demás obligaciones.


Al ver Juan que muchos fariseos y saduceos venían para que él los bautizara, les dijo: —¡Sois como víboras! ¿Creéis que os vais a escapar del castigo que Dios os enviará?


Vuestro padre es el diablo, y vosotros tratáis de hacer lo que él quiere. Siempre ha sido un asesino y un gran mentiroso. Todo lo que dice son solo mentiras, y hace que las personas mientan.


Pero tengo miedo de que os pase lo mismo que a Eva, que fue engañada por la astuta serpiente. También vosotros podéis ser engañados y dejar de pensar con sinceridad y pureza acerca de Cristo.


Fue un poeta de la propia isla de Creta el que dijo: «Esa gente de Creta es mentirosa, glotona y perezosa. Se portan como animales salvajes».


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