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Jueces 5:4 - Biblia Lenguaje Básico

4 Cuando tú, mi Dios, te fuiste de Seír, cuando te marchaste de los campos de Edom, la tierra tembló, el cielo se estremeció, y las nubes dejaron caer su lluvia.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Cuando saliste de Seir, oh Jehová, Cuando te marchaste de los campos de Edom, La tierra tembló, y los cielos destilaron, Y las nubes gotearon aguas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 »Señor, cuando saliste de Seir y marchaste por los campos de Edom, la tierra tembló, y los cielos nublados derramaron lluvias torrenciales.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 ¡Oh Yavé! Cuando saliste de Seir, atravesando los campos de Edom, tembló la tierra, los cielos se deshicieron, las nubes se convirtieron en agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Cuando saliste de Seír, oh YHVH, Cuando avanzaste desde el campo de Edom, La tierra se estremeció, los cielos destilaron, Y las nubes gotearon agua.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Cuando tú, Yahveh, salías de Seír cuando avanzabas por los campos de Edom, se estremeció la tierra, gotearon los cielos y las nubes destilaron agua.

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Jueces 5:4
13 Tagairtí Cros  

La tierra tembló y se estremeció; también temblaron las columnas que sostienen los cielos; temblaron ante la ira de Dios


también remueve los cimientos de la tierra, y hace que tiemblen sus bases.


Dios mío, te vieron las aguas y se echaron a temblar; hasta el mismo mar se estremeció;


retumbaron los truenos, brillaron los relámpagos y las nubes descargaron su lluvia.


Desde hace mucho tiempo ya no eres tú quien nos guía ni eres el Dios que nos protege.


Cuando así lo haga, los montes se derretirán, como la cera con el fuego, y los valles se partirán en dos, como se parten las montañas cuando los ríos bajan por ellas.


con las siguientes palabras: «Nuestro Dios viene del monte Sinaí; su luz llega desde Edom. Desde los montes de Parán avanza el brillo de su presencia, y llega hasta Meribá, en Cadés, trayendo el fuego de la ley en su mano derecha.


Y es que aquel cuya voz hizo entonces temblar la tierra, nos hace ahora esta promesa: «Otra vez yo haré temblar no solo la tierra, sino también el cielo».


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