Aquel mismo día envió Dios a David este mensaje por medio del profeta Gad: —Anda y constrúyeme un altar en la era de Arauna, el jebuseo. David obedeció la orden de Dios y fue con sus sirvientes a construir el altar. Cuando Arauna vio que el rey se acercaba, salió y se inclinó ante él tocando el suelo con la frente.