Luego oró a Dios, diciendo: —Dios nuestro, nos hemos atrevido a luchar en tu nombre contra este ejército tan grande, porque confiamos en ti. No hay nadie como tú para ayudar al débil y liberarlo del poderoso. Por eso te rogamos que nos ayudes. ¡Tú eres nuestro Dios! ¡Sabemos que nadie te puede vencer!