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Juan 20:31 - Biblia Lenguaje Básico

31 Pero lo que aquí se ha escrito es para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que así, creyendo en él, recibáis la vida eterna.

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Biblia Reina Valera 1960

31 Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

31 Pero estas se escribieron para que ustedes continúen creyendo que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, al creer en él, tengan vida por el poder de su nombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

31 Estas han sido escritas para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Crean, y tendrán vida por su Nombre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

31 pero éstas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Ungido, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

31 Éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

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Juan 20:31
36 Tagairtí Cros  

así evitaréis que se enfade, pues fácilmente se enfurece y podría quitaros la vida. ¡Felices los que en él confían!


Voy a dar a conocer esto que Dios me ha dicho: «Tú eres mi hijo; desde hoy soy tu padre.


Pedro contestó: —Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios que vive y da vida.


El oficial romano y los soldados que vigilaban a Jesús sintieron el terremoto y vieron todo lo que pasaba. Temblando de miedo dijeron: —¡Es verdad, este hombre era el Hijo de Dios!


Entonces llegó el diablo para ponerle una trampa, y le dijo: —Si de verdad eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.


Los que crean en mí y se bauticen se salvarán. Pero a los que no crean en mí, yo los voy a rechazar.


El ángel le contestó: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti; el Dios altísimo te envolverá con su poder. Por eso, el niño que ha de nacer vivirá completamente dedicado a Dios y será llamado «Hijo de Dios».


y también que en su nombre se proclamaría en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén, un mensaje de conversión para que Dios les perdone sus pecados.


Entonces Natanael respondió: —Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios y el Rey de Israel!


Cuando el ladrón llega, se dedica a robar, matar y destruir. Yo he venido para que todos tengáis vida, y para que esa vida sea abundante.


Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que dicen las Escrituras: «No le quebrarán ningún hueso». En otra parte, las Escrituras también dicen: «Mirarán al que atravesaron». El que vio estas cosas, ahora da testimonio de ellas y él sabe que lo que cuenta es cierto para que vosotros creáis.


Tomás contestó: —¡Tú eres mi Señor y mi Dios!


El que cree en mí, que soy el Hijo de Dios, no será condenado por Dios. Pero el que no cree ya ha sido condenado, precisamente por no haber creído en el Hijo único de Dios.


El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero el que no cree no la tiene, sino que ha sido condenado por Dios.


Os aseguro que todo el que preste atención a lo que digo y crea en Dios, que me envió, tendrá vida eterna. Aunque antes viviera alejado de Dios, ya no será condenado, pues ha recibido la vida eterna.


Porque mi Padre quiere que cuantos me vean a mí, que soy su Hijo, y crean en mí, tengan vida eterna; yo, entonces, los resucitaré cuando llegue el fin del mundo.


De él hablaron los profetas, diciendo que solo los que crean en él podrán alcanzar el perdón de los pecados.


Ha sido la fe en Jesús la que ha hecho que se fortalezcan las piernas de este hombre a quien conocéis y estáis viendo; por creer en Jesús ha quedado curado en presencia de todos vosotros.


En el camino, al pasar por un lugar donde había agua, el ministro dijo de pronto: —¡Aquí hay agua! ¿No podrías bautizarme ahora?


y muy pronto empezó a ir a las sinagogas para anunciar que Jesús era el Hijo de Dios.


pues sabéis que Dios hará que alcancéis la salvación, que es la meta de vuestra fe.


Si alguien reconoce que Jesucristo es el Hijo de Dios, queda íntimamente unido a Dios, y Dios a él.


Si creemos que Jesús es el Mesías, entonces somos hijos de Dios. Y recordemos que, si amamos al Padre, también debemos amar a los hijos de ese mismo Padre.


Y también sabemos que el Hijo de Dios ha venido y que nos ha dado inteligencia para conocer al Dios verdadero. Nosotros vivimos unidos a su Hijo Jesucristo que es el Dios verdadero y la vida eterna.


Si no permanecéis fieles a lo que Cristo enseñó, Dios se apartará de vosotros. Pero si os mantenéis firmes en lo que Cristo enseñó, Dios Padre y el Hijo estarán siempre con vosotros.


Escribe al ángel de la iglesia de Tiatira: ¡Yo soy el Hijo de Dios! Mis ojos parecen llamas de fuego, y mis pies brillan como el bronce bien pulido. Escucha lo que te voy a decir:


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