y, cuando el ejército de Judá lanzó el grito de guerra, Dios hizo que Abías y sus hombres derrotaran a Jeroboán. Todo el ejército de Jeroboán huyó ante los hombres de Judá, que se hicieron con el triunfo. Los de Judá lograron matar a quinientos mil de los mejores soldados de Jeroboán, y recuperaron las ciudades de Betel, Jesaná y Efraín, junto con las aldeas que las rodeaban. Ese día, el ejército de Judá obtuvo una gran victoria porque confiaron en el Dios de sus antepasados. Por el contrario, los de Jeroboán sufrieron una gran derrota.