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Josué 11:21 - Biblia Lenguaje Básico

21-22 Por aquellos días Josué destruyó también a los anaquitas, los gigantes que vivían en las ciudades de Hebrón, Debir y Anab, y en toda la región montañosa de Israel y de Judá. Además, destruyó sus ciudades. Solo quedaron con vida unos cuantos que vivían en Gaza, Gat y Asdod.

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Biblia Reina Valera 1960

21 También en aquel tiempo vino Josué y destruyó a los anaceos de los montes de Hebrón, de Debir, de Anab, de todos los montes de Judá y de todos los montes de Israel; Josué los destruyó a ellos y a sus ciudades.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Durante ese período, Josué destruyó a todos los descendientes de Anac, quienes vivían en la zona montañosa de Hebrón, Debir, Anab y en toda la región montañosa de Judá e Israel. Los mató a todos y destruyó sus ciudades por completo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 En ese tiempo, Josué se devolvió para exterminar a los anaquim de la montaña, de Hebrón, de Debir, de Anab, en una palabra de toda la montaña de Judá y de toda la montaña de Israel: los condenó al anatema junto con sus ciudades.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 En aquel tiempo Josué llegó y exterminó a los anaceos de la región montañosa de Hebrón, de Debir, de Anab, de toda la serranía de Judá, y de toda la serranía de Israel. Josué los destruyó completamente, junto con sus ciudades.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Por aquel tiempo se puso en campaña Josué y exterminó a los anaquitas de la montaña, de Hebrón, de Debir, de Anab y de todos los montes de Judá y de Israel. Los entregó al anatema, con sus ciudades.

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Josué 11:21
18 Tagairtí Cros  

De nada nos sirve ir a las colinas, ni lanzar nuestros gritos en las montañas. Solamente en ti, Dios nuestro, hallaremos nuestra salvación.


Si alguien quiere sentirse orgulloso, que sea de conocerme a mí, de saber que yo soy un Dios fiel que actúo en la tierra con justicia y rectitud, cosas en las que me complazco. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


A vosotros, israelitas, yo os saqué de Egipto y durante cuarenta años os guie a través del desierto; destruí por completo a los amorreos y os di a vosotros su país, aunque ellos eran un pueblo de mucha fuerza y gran estatura.


Incluso hemos visto a hombres gigantes que parecen descendientes de Anac. A su lado nosotros parecíamos saltamontes y así nos veían ellos.


Cuando supisteis que en ese territorio vivía gente muy fuerte y de gran estatura, y que sus ciudades estaban rodeadas de grandes murallas, os dio mucho miedo. Y os desanimasteis aún más cuando supisteis que allí también vivían los descendientes del gigante Anac.


Los zonzonitas eran un pueblo numeroso, con gente tan alta como los gigantes anaquitas. Dios hizo que fueran derrotados los amonitas, quienes se quedaron para siempre con su territorio.


Entre ellos viven los descendientes del gigante Anac a los que ya conocéis y de los que habéis oído decir que son invencibles.


Miré entonces y vi salir un caballo blanco. El que lo montaba llevaba en la mano un arco y le dieron una corona. Había vencido a sus enemigos y salía dispuesto a seguir venciendo.


Y tal como Moisés había prometido, la región de Hebrón le fue dada a Caleb, para que allí viviera. Por eso Caleb echó de esa región a los tres grupos de familias que descendían del gigante Anac.


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