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Jeremías 34:15 - Biblia Lenguaje Básico

15 En cuanto a vosotros, al principio os convertisteis e hicisteis lo correcto poniendo en libertad a vuestros esclavos. Además, hicisteis un pacto conmigo en mi Templo.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Y vosotros os habíais hoy convertido, y hecho lo recto delante de mis ojos, anunciando cada uno libertad a su prójimo; y habíais hecho pacto en mi presencia, en la casa en la cual es invocado mi nombre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Hace poco ustedes se arrepintieron e hicieron lo que es correcto obedeciendo mi palabra. Liberaron a sus esclavos e hicieron un pacto solemne conmigo en el templo que lleva mi nombre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Ustedes, sin embargo, se convirtieron hace poco e hicieron según mi deseo, proclamando la libertad de sus hermanos. Ese compromiso se tomó en mi presencia, en la casa que mi Nombre ha santificado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Y hoy vosotros os habíais convertido y hecho lo recto ante mis ojos, cada uno anunciando libertad a su prójimo, y concertasteis un pacto en mi presencia, en la Casa en la cual es invocado mi Nombre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 Vosotros, hoy, os habíais convertido y habíais hecho lo que es recto a mis ojos proclamando cada uno la manumisión de su prójimo, pues habíais concertado un pacto ante mí en el templo sobre el cual se invoca mi nombre.

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Jeremías 34:15
15 Tagairtí Cros  

cuando Jehú llevaba ya siete años reinando en Samaría. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró cuarenta años. Su madre era de Beerseba, y se llamaba Sibiá.


Amasías se comportó bien ante Dios, aunque no fue tan bueno como su antepasado David. Amasías, al igual que su padre Joás,


Después se puso de pie, junto a una columna, y se comprometió a obedecer con total lealtad todos los mandamientos de Dios, y a cumplir fielmente el pacto que estaba escrito en aquel libro. Y el pueblo se comprometió a hacer lo mismo.


Todos los demás ciudadanos, incluidos los sacerdotes, los levitas, los vigilantes de las puertas, los cantores y los destinados al servicio del Templo prometieron obedecer todos los mandamientos de Dios. Todos estos se habían apartado de los extranjeros que vivían en esa región, para obedecer lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés. Lo mismo hicieron sus parientes y jefes, junto con sus mujeres, sus hijos e hijas y todos los que tenían uso de razón.


Cumpliré la promesa que te hice: obedeceré tus justos mandamientos.


Hasta el furor de los humanos contribuye a tu grandeza; los que se libran de tu ira te sirven de corona.


Ellos me consultan todos los días y desean conocer mi voluntad, como si fueran gente de bien que no se aparta de mis leyes. Me piden leyes justas y quieren estar cerca de mí.


Para colmo, en mi propio Templo han colocado sus despreciables ídolos con intención de profanarlo.


Dios volvió a dirigir su palabra a Jeremías después de que el rey Sedecías y toda la gente de Jerusalén decidieron liberar a los esclavos.


«Este pueblo dice que me honra, pero en verdad nunca piensa en mí.


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