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Jeremías 34:11 - Biblia Lenguaje Básico

11 pero después se arrepintieron y volvieron a hacerlos sus esclavos.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Pero después se arrepintieron, e hicieron volver a los siervos y a las siervas que habían dejado libres, y los sujetaron como siervos y siervas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 pero luego cambiaron de opinión. Volvieron a tomar a los hombres y a las mujeres que habían liberado y los obligaron a ser esclavos otra vez.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 Pero pronto cambiaron de parecer y los mandaron a buscar, reduciéndolos otra vez a la esclavitud.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 Pero después se arrepintieron, e hicieron regresar a los siervos y siervas que habían dejado libres, y otra vez los redujeron a servidumbre como siervos y siervas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 Pero luego se arrepintieron y obligaron a volver a los esclavos y a las esclavas que habían dejado libres, y los redujeron de nuevo al estado de esclavos y de esclavas.

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Jeremías 34:11
25 Tagairtí Cros  

pero deja que sean destruidos, junto con los malhechores, los que prefieren hacer el mal. ¡Que haya paz en Israel!


Está orgulloso de sí mismo, y no reconoce su maldad.


los magos fueron a ver al faraón y le dijeron: —¡Es Dios con su poder quien hace todo esto! Una vez más, todo sucedió como Dios lo había dicho: el faraón se mantuvo terco y no hizo caso a Moisés y Aarón.


Moisés y Aarón salieron del palacio del faraón. Luego Moisés rogó a Dios que alejara del faraón las ranas que había mandado sobre él.


Suplicad a Dios que haga cesar la tormenta y el granizo, y yo os dejaré marchar sin reteneros por más tiempo.


Como el perro que lame su vómito, es el necio que insiste en su necedad.


Cuando el malvado no es castigado de inmediato, la gente piensa que puede seguir haciendo lo malo.


Los jefes y toda la gente estuvieron de acuerdo en hacerlo así,


Pero después cambiasteis de parecer y me ofendisteis al volver a esclavizar a los mismos que antes habíais puesto en libertad.


De momento el ejército del rey de Babilonia ha dejado de atacar Jerusalén; pero yo entregaré a Sedecías y a sus oficiales en manos de los enemigos que quieren darles muerte.


Por aquellos días los babilonios, que estaban atacando a Jerusalén, dejaron de rodearla, pues se habían enterado de que el ejército egipcio se había puesto en marcha para ayudar a los de Judá.


Pero Dios respondió: Habitantes de Israel y de Judá: ¿qué voy a hacer con vosotros?, ¿cómo debo trataros? Decís que me amáis, pero vuestro amor es como la niebla y como el rocío de la mañana: ¡muy pronto desaparece!


No me toman en cuenta, son como un arco que falla. Sus jefes se creen muy valientes, pero morirán en el campo de batalla y los egipcios se burlarán de ellos.


Y voy a destruir igualmente a los que se han apartado de mí y jamás buscan mis consejos.


Ahora me doy cuenta de que solo buscas mi bien, pues Dios hoy te ha dado la oportunidad de matarme y no lo has hecho.


Entonces Saúl le contestó: —¡David, hijo mío! Me he portado como un necio contigo y he cometido un grave error. Pero vuelve, que no te haré ningún mal pues tú hoy me has perdonado la vida.


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