Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne

- Fógraí -





Jeremías 30:12 - Biblia Lenguaje Básico

12 Así dice también Dios a Jerusalén: Tu herida es una llaga que ya no tiene remedio.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

12 Porque así ha dicho Jehová: Incurable es tu quebrantamiento, y dolorosa tu llaga.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Esto dice el Señor: «Tu lesión es incurable, una herida terrible.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

12 Así continúa Yavé: Tu herida es incurable, es una llaga dolorosa.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

12 Así dice YHVH: Tu llaga es incurable, Y dolorosa es tu herida;

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 Porque así dice Yahveh: Incurable era tu herida, desahuciada tu llaga.

Féach an chaibidil Cóip




Jeremías 30:12
13 Tagairtí Cros  

Pero ellos despreciaron a esos mensajeros de Dios, se burlaron de sus profetas y no les hicieron el menor caso, hasta el punto de que Dios ya no aguantó más y, muy enfadado, decidió castigarlos.


Tú, Jeremías, diles además: Día y noche estaré llorando sin cesar porque la capital de mi pueblo ha sufrido una terrible desgracia; ¡ha recibido una herida muy grave!


Dios de Israel, nos has herido tanto que ya no podremos recuperarnos. ¿Es que has rechazado por completo a Judá y has dejado de amar a Jerusalén? Esperábamos pasarlo bien, y lo estamos pasando mal; esperábamos vivir en paz, pero vivimos llenos de miedo. Reconocemos nuestra maldad y los pecados de nuestros antepasados; ¡hemos pecado contra ti!


¿Por qué tengo, entonces, que sufrir este dolor constante? ¿Por qué no sanan mis heridas? Realmente, me decepcionas; te has vuelto para mí como arroyo engañoso que unas veces lleva agua y otras no.


Pero ya es inútil que te quejes; son tantos y tan grandes tus pecados que he tenido que castigarte así.


Como mana agua de un manantial así brota de ella la maldad. No se oye hablar en ella más que de violencia y destrucción, ni se ve ninguna otra cosa que no sean heridas y dolor.


¿Cómo es posible que no haya en el país una medicina que pueda aliviarnos? ¿Cómo es posible que no haya ningún médico que sea capaz de curarnos? ¿Cómo es posible que siga sin sanar la herida de mi pueblo?


Inmensa como el mar es tu herida, ciudad de Jerusalén; ¿quién te la podrá sanar? ¿Con qué compararé tu dolor? ¿Cómo te consolaré?


Dios me dijo entonces: —Ezequiel, estos huesos representan a todo el pueblo de Israel. Ellos se andan quejando y dicen: «No tenemos remedio; hemos perdido la esperanza. ¡Somos unos huesos secos!».


Tanto Israel como Judá se han dado cuenta de su mal. Por eso Israel ha acudido a Asiria enviando mensajeros a su rey; pero este no podrá ayudarlos ni remediar su mal.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí