Jeremías 21:4 - Biblia Lenguaje Básico4 de parte del Dios de Israel: «El rey de Babilonia y sus soldados están rodeando y atacando la ciudad de Jerusalén. Frente a sus ataques, tus tropas retrocederán y se refugiarán en la ciudad. Féach an chaibidilTuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 19604 Así ha dicho Jehová Dios de Israel: He aquí yo vuelvo atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, con que vosotros peleáis contra el rey de Babilonia; y a los caldeos que están fuera de la muralla y os tienen sitiados, yo los reuniré en medio de esta ciudad. Féach an chaibidilBiblia Nueva Traducción Viviente4 “Esto dice el Señor, Dios de Israel: ‘Haré que tus armas no sirvan contra el rey de Babilonia ni contra los babilonios que te atacan fuera de tus murallas. Es más, traeré a tus enemigos al mismo corazón de la ciudad. Féach an chaibidilBiblia Católica (Latinoamericana)4 Yo haré retroceder las armas que ustedes llevan en sus manos y con las que combaten en las murallas de la ciudad, al rey de Babilonia y a los caldeos que los están sitiando, y las amontonaré en medio de la ciudad. Féach an chaibidilLa Biblia Textual 3a Edicion4 Así dice YHVH Dios de Israel: He aquí, Yo hago volver atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, con que peleáis contra el rey de Babilonia y los caldeos, los cuales os asedian por fuera del muro. A ellos los reuniré en medio de esta ciudad, Féach an chaibidilBiblia Serafín de Ausejo 19754 esto dice Yahveh, Dios de Israel: mirad que yo haré caer las armas de combate que hay en vuestras manos, con las cuales peleáis contra el rey de Babilonia y contra los caldeos que os están asediando desde fuera de la muralla, y las reuniré en medio de esta ciudad. Féach an chaibidil |
El rey Sedecías ordenó que me encarcelaran por haber anunciado este mensaje de parte de Dios: —Yo, el Dios de Israel, voy a dejar que el rey de Babilonia conquiste la ciudad de Jerusalén. Ni siquiera Sedecías podrá escapar del poder de los babilonios, sino que caerá en manos del rey de Babilonia. Tendrá que presentarse ante el rey Nabucodonosor que lo llevará preso a su país donde permanecerá hasta que yo decida otra cosa. Si queréis luchar contra los babilonios, hacedlo; pero no os servirá de nada. Soy yo, Dios, quien lo asegura.