Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne

- Fógraí -





Hechos 26:16 - Biblia Lenguaje Básico

16 Anda, ponte en pie, porque me he aparecido a ti para que seas mi servidor. Quiero que seas testigo de lo que ahora sabes de mí, y también de lo que aún tengo que mostrarte.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti,

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Ahora, ¡levántate! Pues me aparecí ante ti para designarte como mi siervo y testigo. Dile a la gente que me has visto y lo que te mostraré en el futuro.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Ahora levántate y ponte en Pie: me he manifestado a ti para hacerte servidor y testigo de lo que has visto de mí y de lo que te mostraré más adelante.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

16 Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque me he aparecido° a ti precisamente para escogerte por ministro y testigo, no sólo de las cosas que has visto de mí,° sino de aquellas en que me apareceré a ti,

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 Pero levántate y ponte en pie; porque para esto me he aparecido a ti, para constituirte en servidor y testigo de lo que acabas de ver y de lo que aún te mostraré.

Féach an chaibidil Cóip




Hechos 26:16
34 Tagairtí Cros  

Era una voz que me decía: —Ezequiel, hombre mortal, ponte en pie, que quiero hablar contigo.


Entonces me dijo: —Daniel, levántate y escucha bien lo que voy a decirte. Dios te ama, y por eso me ha enviado a darte un mensaje. Mientras hablaba conmigo, yo me puse de pie, aunque seguía temblando.


No hay que olvidar que Judas era uno de los nuestros, y que trabajaba con nosotros.


para que haga el trabajo de apóstol que le correspondía a Judas.


No me preocupa si tengo que morir porque la vida no es para mí lo más importante. Lo que sí quiero es tener la satisfacción de haber llevado a término mi tarea y haber anunciado como el Señor Jesús me encomendó, la buena noticia de que Dios nos ha concedido su favor.


Pablo los saludó, y les contó lo que Dios había hecho por medio de él entre los que no eran judíos.


Entonces pregunté: «Señor Jesús, ¿qué debo hacer?». El Señor me dijo: «Levántate y entra en la ciudad de Damasco. Allí se te dirá lo que debes hacer».


A la noche siguiente, el Señor se le apareció a Pablo y le dijo: —Anímate, porque así como has dado testimonio de mí en Jerusalén, también lo darás en Roma.


Entonces respondí: «¿Quién eres, Señor?». Él me contestó: «Yo soy Jesús. Es a mí a quien estás persiguiendo.


Así nosotros podremos dedicarnos a servir a Dios por medio de la oración, y a anunciar el mensaje de salvación.


Jesús me concedió su gracia y me eligió para que le sirva como apóstol, pues quiere que todo el mundo le obedezca y crea en él.


de elegirme para servir a Jesucristo y ayudar a los que no son judíos. Debo ser para ellos como un sacerdote, que les anuncie la buena noticia de Dios y los lleve a su presencia como una ofrenda agradable, dedicada solo para él por medio del Espíritu Santo.


Dios es bueno y nos permite servirle. Por eso no nos desanimamos.


No me la contó ni me la enseñó ningún ser humano, sino que fue Jesucristo mismo quien me la enseñó.


Dios me dio a conocer el plan que mantenía en secreto y del que ya os he escrito brevemente.


Pero para ello, es necesario que mantengáis vuestra fe en Cristo y no dejéis de confiar en el mensaje de la buena noticia. Este es un mensaje que ha sido anunciado por todo el mundo y del que yo, Pablo, soy servidor.


Por vuestro bien, Dios me ha hecho servidor de la Iglesia y me ha enviado a anunciar su mensaje.


Eso lo aprendisteis de labios de Epafras, nuestro querido compañero de trabajo, que tan fielmente os sirve por amor a Jesucristo.


y enviaros a Timoteo, nuestro hermano querido, que colabora con nosotros y sirve a Dios anunciando la buena noticia de Cristo. Os lo enviamos para que os animara y fortaleciera vuestra fe en Jesucristo;


Le doy gracias a nuestro Señor Jesucristo, porque ha confiado en mí y me ha dado fuerzas para trabajar por él.


Si enseñas la verdad a los hermanos, serás un buen siervo de Jesucristo. Estudiar y obedecer las enseñanzas cristianas, como tú lo haces, es lo mismo que alimentarse bien.


Pero tú, Timoteo, sé prudente en todo momento, soporta los sufrimientos y anuncia siempre la buena noticia. Haz bien tu trabajo.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí