Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne

- Fógraí -





Hechos 10:4 - Biblia Lenguaje Básico

4 Cornelio sintió miedo, pero miró fijamente al ángel y le dijo: —¿Qué quieres, Señor? El ángel le respondió: —Dios ha escuchado tus oraciones y está contento con todo lo que haces para ayudar a los pobres.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

4 Él, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Cornelio lo miró fijamente, aterrorizado. —¿Qué quieres, señor? —le preguntó al ángel. Y el ángel contestó: —¡Dios ha recibido tus oraciones y tus donativos a los pobres como una ofrenda!

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

4 El lo miró frente a frente y se llenó de miedo. Le dijo: '¿Qué pasa, señor?' El ángel respondió: 'Tus oraciones y tus limosnas han subido hasta Dios y acaban de ser recordadas ante él.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y él, mirándolo fijamente, y aterrorizado, dijo: ¿Qué pasa, Señor? Le dijo: Tus oraciones y tus limosnas subieron por memorial delante de Dios.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Fijó su vista en él y, atemorizado, le dijo: '¿Qué pasa, Señor?'. Le respondió: 'Tus oraciones y tus limosnas han subido como memorial ante la presencia de Dios.

Féach an chaibidil Cóip




Hechos 10:4
24 Tagairtí Cros  

Por aquellos días, Ezequías se puso muy enfermo y a punto de morir. Sin embargo, pidió a Dios que lo sanara, y Dios milagrosamente le devolvió la salud.


¡Recibe mi oración como una ofrenda de incienso! ¡A ti levanto mis manos como una ofrenda en la tarde!


Que Dios te envíe su ayuda desde su santuario; que Dios te dé su apoyo desde Jerusalén.


Si tienes algo contra mí, ven a discutir conmigo. Preséntame tus razones, a ver si eres inocente.


ni hablé desde un lugar oscuro y secreto; tampoco les dije a los israelitas que me buscaran donde no hay nada. Yo soy el único Dios que hablo siempre con verdad y proclamo lo que es justo.


Entonces me dijo: —Daniel, levántate y escucha bien lo que voy a decirte. Dios te ama, y por eso me ha enviado a darte un mensaje. Mientras hablaba conmigo, yo me puse de pie, aunque seguía temblando.


y todo ello será entregado a los sacerdotes. Ellos tomarán un puñado de la harina con aceite, y todo el incienso, y lo quemarán sobre el altar, para que recordéis que yo os doy todas las cosas. Se trata de una ofrenda de aroma agradable, que se presenta en mi honor.


Esto es lo que hablaban entre sí los que honran a Dios. Entonces Dios les prestó atención y mandó que se anotaran en un libro los nombres de todos los que respetan a Dios y le son fieles.


Os aseguro que tanto esta mujer como lo que ella ha hecho se recordará en cualquier lugar del mundo donde se anuncie la buena noticia del reino de Dios.


María se sorprendió mucho al oír aquel saludo, y se preguntaba qué significado tendría.


Las mujeres, llenas de miedo, se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente. Los hombres les dijeron: —¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?


y me dijo: «Cornelio, Dios ha escuchado tus oraciones, y ha tenido en cuenta todo lo que has hecho para ayudar a los pobres.


escuchando a Pablo, que lo miró fijamente, y se dio cuenta de que el hombre tenía fe para ser sanado.


Entonces pregunté: «Señor Jesús, ¿qué debo hacer?». El Señor me dijo: «Levántate y entra en la ciudad de Damasco. Allí se te dirá lo que debes hacer».


Ellos lo miraron fijamente, y Pedro le dijo: —Míranos.


Epafrodito me entregó todo lo que me enviasteis y fue más que suficiente. Vuestra ayuda fue como el suave aroma de las ofrendas y sacrificios que Dios acepta con agrado.


No estéis preocupados por nada. Más bien, orad y pedid a Dios todo lo que necesitéis, y sed agradecidos.


Nunca os olvidéis de hacer el bien, ni de compartir lo que tenéis con los que no tienen nada. Esos son los sacrificios que agradan a Dios.


Dios es justo y nunca olvidará lo que habéis hecho y seguís haciendo, para ayudar a los creyentes. De esa manera, habéis demostrado vuestro amor a Dios.


El aroma de los perfumes subió de la mano del ángel, junto con las oraciones, hasta la presencia de Dios.


y de nuevo Dios lo llamó como antes: —¡Samuel, Samuel! Y él contestó: —Dime, Dios mío, tu siervo escucha.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí