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Génesis 39:7 - Biblia Lenguaje Básico

7 la mujer de su amo se fijó en él y le propuso: —¡Ven y acuéstate conmigo!

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Biblia Reina Valera 1960

7 Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 y la esposa de Potifar pronto comenzó a mirarlo con deseos sexuales. —Ven y acuéstate conmigo —le ordenó ella.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 José era muy varonil y de buena presencia. Algún tiempo después, la esposa de su amo puso sus ojos en él, y le dijo: 'Acuéstate conmigo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Después de estas cosas, aconteció que la mujer de su señor puso sus ojos en José, y le dijo: ¡Acuéstate conmigo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Después de esto sucedió que la esposa de su amo puso sus ojos en José y le dijo: 'Acuéstate conmigo'.

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Génesis 39:7
19 Tagairtí Cros  

Cuando los hijos de Dios vieron que las mujeres de este mundo eran muy bellas, eligieron a las más hermosas y se casaron con ellas.


Pero cuando le acercó las tortas, Amnón la sujetó con fuerza y le dijo: —Ven, hermana mía, acuéstate conmigo.


Yo siempre me propuse no mirar con malos deseos a ninguna mujer joven.


No me dejes seguir a dioses falsos, pues quiero seguirte solo a ti.


Hijo mío, no dejes que los pecadores te engañen, no te dejes llevar por ellos.


La sabiduría te librará de la mujer que engaña a su marido, y también te engaña a ti con sus palabras seductoras; la que abandona el amor de su juventud y olvida las promesas hechas a Dios.


de otro modo acabarás entregando tu honra y los mejores años de tu vida a gente cruel y despiadada;


A una prostituta le pagas con una hogaza de pan, pero la casada busca toda tu fortuna.


Al ver al joven, la mujer se le echa al cuello y lo besa; luego le propone con descaro:


Por eso no llegan las lluvias, ni caen aguaceros en la primavera. No tienes vergüenza; eres peor que una prostituta.


Y como ya nadie ha querido acompañarte, has sido tú quien ha pagado para que vinieran. ¡Solo en eso eres diferente a una prostituta!


Pero ahora yo os aseguro que si un hombre mira con deseo a otra mujer, ya ha sido infiel en su corazón.


Esos hombres no pueden ver a una mujer sin desear tener relaciones sexuales con ella; ¡nunca se cansan de pecar! Engañan a los que están poco formados y están llenos de codicia. ¡Son gente maldita!


Las cosas que ofrece la gente del mundo no vienen de Dios, sino del mal que hay en el mundo. Y estas son las cosas que el mundo nos ofrece: los malos deseos, la ambición de tener todo lo que vemos y el orgullo de poseer muchas riquezas.


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