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Génesis 17:3 - Biblia Lenguaje Básico

3-6 Al oír esto, Abrán se inclinó tocando el suelo con la frente en señal de respeto. Entonces Dios le dijo: —En este pacto que hago contigo, te prometo lo siguiente: De ti nacerán muchas naciones. Por eso ya no vas a llamarte Abrán, sino Abrahán, porque serás el padre de muchas naciones, y muchos de tus descendientes serán reyes.

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Biblia Reina Valera 1960

3 Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Al oír eso, Abram cayó rostro en tierra. Después Dios le dijo:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Abram cayó rostro en tierra, y Dios le habló así:

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Entonces Abram se echó de bruces, y ’Elohim le habló diciendo:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Abrán cayó rostro en tierra, y Dios le habló, diciéndole:

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Génesis 17:3
17 Tagairtí Cros  

Abrahán se inclinó ante Dios tocando el suelo con la frente y se rio pensando: «¿Cómo voy a tener un hijo, si ya tengo cien años? ¿Y cómo va a tener un hijo Sara, si ya tiene noventa?».


De pronto, levantó la vista y vio a tres hombres cerca de donde él estaba. Enseguida corrió a su encuentro y se inclinó ante ellos tocando el suelo con la frente en señal de respeto,


Cuando todo el pueblo vio eso, se inclinó tocando el suelo con la frente y dijo: —¡El Dios de Israel es el Dios verdadero! ¡Él es el Dios verdadero!


Yo soy el Dios de tus antepasados; yo soy el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob. Al oír esto, Moisés no se atrevió a mirar a Dios y se tapó la cara.


Así lo hice. Y cuando llegué al valle, vi que allí estaba la gloria de Dios tal como la había contemplado a orillas del río Quebar. Yo me arrodillé para adorarlo,


Mientras mataban a la gente, yo me quedé solo. Entonces me postré tocando el suelo con la frente, y grité: —¡Ay, Dios nuestro! ¿Tan enfadado estás contra Jerusalén, que vas a acabar con los israelitas que aún quedan vivos?


Al oír que me hablaba, me desmayé y caí al suelo.


Entonces Moisés y Aarón se postraron en tierra delante de los israelitas.


Moisés y Aarón se postraron tocando el suelo con la frente, y suplicaron a Dios: —Dios mío, tú que nos das vida a todos, si ha sido solo uno el que ha pecado ¿vas a aniquilar a toda la comunidad?


Al oír esto, los discípulos se inclinaron hasta tocar el suelo con su frente, y no se atrevían a mirar, porque tenían mucho miedo.


—Ni lo uno ni lo otro —respondió el hombre—. Yo soy el jefe del ejército de Dios. Y aquí me tienes. Josué cayó de rodillas y con gran reverencia se inclinó tocando el suelo con la frente y le dijo: —Estoy a tus órdenes. Haré cualquier cosa que me pidas.


Al verlo, caí a sus pies como muerto. Pero él puso su mano derecha sobre mí y me dijo: —No tengas miedo. Yo soy el primero y el último.


Mientras Manóaj y su mujer miraban cómo salían las llamas de la roca, vieron que el ángel subía al cielo entre las llamas. Comprendieron entonces que ese hombre era un ángel de Dios, se inclinaron tocando el suelo con la frente en señal de respeto. El ángel no se volvió a aparecer ni a Manóaj ni a su mujer.


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