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Gálatas 4:24 - Biblia Lenguaje Básico

24-25 Estos dos casos pueden servirnos de ejemplo. Las dos mujeres representan dos pactos. Agar representa el pacto del monte Sinaí, que está en Arabia y por eso todos sus descendientes nacen siendo esclavos. El monte Sinaí representa a la actual ciudad de Jerusalén y a todos los que viven en ella y que siguen siendo esclavos de la ley.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; este es Agar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

24 Esas dos mujeres son una ilustración de los dos pactos de Dios. La primera mujer, Agar, representa el monte Sinaí, donde el pueblo recibió la ley que los hizo esclavos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

24 Aquí hay una figura, y reconocemos dos alianzas. La primera, la del monte Sinaí, es Agar, que da a luz a esclavos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

24 Las cuales son alegorías, porque éstas representan dos pactos: una, Agar, del monte Sinay, engendra para esclavitud.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

24 Esto tiene un sentido alegórico. Estas mujeres son dos alianzas: una, procedente del monte Sinaí, engendra para un estado de esclavitud: es Agar.

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Gálatas 4:24
24 Tagairtí Cros  

y le preguntó: —Agar, esclava de Saray, ¿qué haces aquí? ¿Adónde vas? Y ella contestó: —Estoy huyendo de mi dueña.


Esta es la lista de los descendientes de Ismael, el hijo de Abrahán y de Agar, la esclava egipcia de Sara. Estos son los nombres de los doce jefes de las tribus de Ismael, por orden de nacimiento y en el orden de sus campamentos y territorios: Nebayot, que fue su hijo mayor; Quedar, Adbel, Mibsán, Mismá, Dumá, Masá, Adad, Temá, Jetur, Nafís y Quedmá.


Yo rugiré como un león y vosotros regresaréis desde Egipto y desde Asiria; vendréis a mí temblando de miedo, como las aves que vienen del oeste, y yo os llevaré a vuestras casas para que volváis a habitarlas. Yo soy el Dios de Israel y cumpliré mi palabra.


De esa manera, Jesús cumplía lo que Dios había dicho por medio del profeta: «Hablaré a la gente por medio de parábolas, y contaré cosas que Dios ha tenido en secreto desde que hizo el mundo».


Porque el Espíritu que Dios os ha dado no os esclaviza ni os hace tener miedo. Por el contrario, el Espíritu nos convierte en hijos de Dios y nos permite llamar a Dios: «¡Papá!».


Todo eso le sucedió al pueblo israelita para que nos sirviera de lección. Y así consta en las Escrituras, para que nos sirva de enseñanza a los que vivimos en estos últimos tiempos.


Cristo los acompañaba y era la roca espiritual de donde brotó agua para calmar su sed. De esa agua espiritual bebieron todos.


Algo así pasaba con nosotros cuando todavía no conocíamos a Cristo: los poderes que dominan este mundo nos trataban como si fuéramos sus esclavos.


¡Jesucristo nos ha hecho libres para que lo seamos de verdad! Así que manteneos firmes y no dejéis que os conviertan de nuevo en esclavos de la ley.


con las siguientes palabras: «Nuestro Dios viene del monte Sinaí; su luz llega desde Edom. Desde los montes de Parán avanza el brillo de su presencia, y llega hasta Meribá, en Cadés, trayendo el fuego de la ley en su mano derecha.


Abrahán sabía que Dios tiene poder para hacer que los muertos resuciten. Por eso, en sentido figurado, puede decirse que Abrahán recuperó a su hijo de entre los muertos.


Os habéis acercado a Jesús, y recordad que, por medio de él, Dios hizo un nuevo pacto con vosotros. La sangre que derramó Jesús en la cruz, y con la que hemos sido rociados, dice mucho más que la sangre derramada por Abel.


El Dios de paz resucitó a nuestro Señor Jesús, y por medio de la sangre que Jesús derramó al morir, hizo un pacto eterno con nosotros que somos su rebaño y él es nuestro gran Pastor. Por eso le pido al Dios de paz que haga que seáis perfectos en todo y que Jesucristo os ayude a cumplir la voluntad de Dios haciendo lo que le agrada. ¡Que Jesús reciba la gloria por siempre! Amén.


Por eso Jesús nos asegura que ahora tenemos con Dios un pacto más valioso.


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