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Filipenses 1:1 - Biblia Lenguaje Básico

1 Queridos hermanos de la iglesia de Filipos: Nosotros, Pablo y Timoteo, que somos servidores de Jesucristo, os enviamos un saludo a todos los que pertenecéis al pueblo santo de Dios y estáis unidos a Jesucristo. Saludos también para vuestros líderes y colaboradores.

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Biblia Reina Valera 1960

1 Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Saludos de Pablo y de Timoteo, esclavos de Cristo Jesús. Yo, Pablo, escribo esta carta a todo el pueblo santo de Dios en Filipos que pertenece a Cristo Jesús, incluidos los líderes de la iglesia y los diáconos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Carta de Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a los filipenses, a todos ustedes, con sus obispos y sus diáconos, que en Cristo Jesús son santos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Pablo y Timoteo, siervos de Jesús el Mesías, a todos los santos en Jesús el Mesías que están en Filipos,° con los obispos° y diáconos:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Pablo y Timoteo, siervos de Cristo Jesús, a todo el pueblo santo en Cristo Jesús, que hay en Filipos, juntamente con los obispos y diáconos:

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Filipenses 1:1
48 Tagairtí Cros  

Sucede lo mismo que cuando un hombre decide irse de viaje. Llama a sus empleados y les encarga que le cuiden la casa. A cada uno le encarga un trabajo y al portero le ordena que vigile.


Si alguno quiere servirme, que me siga y donde yo esté, allí estará también el que me sirva, y mi Padre le premiará.


Ahora tiene que suceder lo que está escrito en el libro de los Salmos: Que su casa se quede vacía; que nadie viva en ella. Y también: Que otro ocupe su puesto.


Debéis cuidaros a vosotros mismos y cuidar a los miembros de la Iglesia. Recordad que el Espíritu Santo os puso como líderes para que cuidéis de la Iglesia que Dios salvó por medio de la muerte de su propio Hijo.


—Señor —respondió Ananías—, me han contado que este hombre ha hecho mucho mal a tus seguidores en Jerusalén.


Queridos hermanos de la iglesia de Roma: Yo soy siervo y apóstol de Jesucristo porque Dios me eligió para anunciar la buena noticia que él tiene para nosotros.


Dios os ama y os ha elegido para que seáis parte de su pueblo. Le pido a Dios, nuestro Padre y a Jesucristo, el Señor, que os concedan su gracia y os den su paz.


Si Timoteo va a visitaros, procurad que se sienta a gusto entre vosotros. Él trabaja para Dios, lo mismo que yo.


Queridos hermanos de la iglesia de Corinto y de la región de Acaya: Nosotros, Pablo y Timoteo, os enviamos nuestros saludos. Que Dios nuestro Padre quien me eligió como apóstol y Jesucristo, el Señor os den su amor y su paz.


No ando buscando que la gente apruebe lo que digo; tampoco pretendo quedar bien con nadie. Si así lo hiciera, ya no sería un siervo de Cristo.


Vosotros habéis creído en Jesucristo, y por eso todos sois hijos de Dios.


Así que no importa si sois judíos o no lo sois, si sois esclavos o libres, o si sois hombres o mujeres. Si estáis unidos a Jesucristo, todos sois iguales.


Queridos hermanos de Éfeso: A vosotros, que pertenecéis al pueblo santo de Dios, y que seguís creyendo en Jesucristo y vivís muy unidos a él, os envío mis saludos. Yo, Pablo, soy apóstol de Jesucristo porque Dios así lo ha querido.


Me he enterado de que vuestra fe en Jesús, el Señor, es grande, y de que amáis a todos los del pueblo de Dios. Por eso también yo


Y espero que la gracia de Dios acompañe a cuantos aman a nuestro Señor Jesucristo con un amor que dura para siempre.


Espero que, con la ayuda de Jesús, pueda enviaros pronto a Timoteo, y me animará mucho recibir noticias vuestras.


Tened la misma manera de pensar que tuvo Jesucristo:


Con esto no quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto. Pero sí puedo decir que sigo adelante, luchando por alcanzar esa meta, pues para eso me salvó Jesucristo.


Los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que guiados por el Espíritu adoramos a Dios y estamos orgullosos de pertenecer a Jesucristo en lugar de confiar en nosotros mismos. Si la salvación dependiera de la circuncisión, yo podría sentirme más orgulloso que cualquiera,


Todo eso lo he dejado a un lado, y lo considero basura, con tal de llegar a conocer bien a Cristo, pues no hay mejor conocimiento. Y quiero que Dios me acepte, no por haber obedecido la ley, sino por creer en Cristo, pues así, a través de la fe, es como Dios quiere aceptarnos.


Queridos hermanos de la iglesia de Tesalónica: Nosotros, Pablo, Silvano y Timoteo, os saludamos a vosotros, que pertenecéis a Dios Padre y a Jesucristo, el Señor. Deseamos de todo corazón que Dios os llene de su gracia y os dé su paz.


También sabéis que en la ciudad de Filipos nos insultaron y maltrataron. Pero aunque tuvimos muchas dificultades, Dios nos dio valor para anunciaros la buena noticia.


Queridos hermanos de la iglesia en Tesalónica: Pablo, Silvano y Timoteo, os saludamos a vosotros, que pertenecéis a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo. Que ellos os concedan su gracia y su paz.


Esto sucederá cuando el Señor Jesucristo vuelva en aquel día, y se muestre glorioso entre sus elegidos para ser admirado por todos los creyentes. Porque vosotros habéis creído en el mensaje que os dimos.


Los diáconos deben ser personas respetables; no deben mentir ni beber mucho vino, ni estar preocupados por ganar mucho dinero.


Querido Tito: Yo te ayudé a creer en Jesucristo y por eso tú eres para mí como un verdadero hijo. Tú y yo compartimos la misma fe en Dios; por eso le pido a él, que es nuestro Padre, y a Jesucristo, nuestro Salvador, que te concedan su gracia y su paz. Como bien sabes, soy siervo de Dios y apóstol de Jesucristo. Fui enviado por él para que los elegidos de Dios crean en él y para que lleguen a conocer la verdad que enseña nuestra religión. Así estarán seguros de recibir la vida eterna que Dios nuestro Salvador prometió desde antes que el mundo existiera. Y sabemos que Dios no miente. En el momento que él consideró oportuno, me dio ese mensaje y me mandó que lo anunciara a los demás.


Los encargados de dirigir una comunidad cristiana, que es la casa de Dios, deben hacerlo sin que se les pueda acusar de nada malo. Por eso, no deben ser tiranos, ni enfadarse con facilidad ni emborracharse. Tampoco deben ser violentos, ni tramposos en sus negocios.


Filemón, querido compañero de trabajo: Te escribo yo, Pablo, que bien sabes, estoy preso por servir a Jesucristo. Recibe mis saludos y los del hermano Timoteo.


Quiero deciros que nuestro hermano Timoteo ya está en libertad y, si llega pronto, me acompañará a visitaros.


Yo, Santiago, que estoy al servicio de Dios y del Señor Jesucristo, os envío un saludo a los cristianos que vivís esparcidos por todo el mundo.


Antes andabais como ovejas perdidas, pero ahora habéis regresado a Cristo, que es como un pastor que os cuida y os protege.


Yo, Simón Pedro, estoy al servicio de Jesucristo, que me envió a anunciar su mensaje. Recibid mis saludos todos los que gracias a Jesucristo, nuestro Dios y Salvador, habéis recibido una fe de tanto valor como la nuestra.


Yo, Judas, estoy al servicio de Jesucristo y soy hermano de Santiago. Escribo esta carta a todos los que Dios Padre ama, ha elegido y viven protegidos por Jesucristo.


Dios ha mostrado a Jesucristo lo que pronto sucederá, para que él se lo enseñe a sus servidores. Y Jesucristo se lo ha comunicado a Juan, su servidor, enviándole un ángel.


Voy a explicarte el significado secreto de las siete estrellas que viste en mi mano y de los siete candelabros de oro. Las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias y los siete candelabros son las siete iglesias.


Entonces me arrodillé a los pies del ángel para adorarle, pero él me dijo: —¡No lo hagas! Solo a Dios debes adorar, pues yo también le sirvo, igual que tú y que todos tus hermanos, los que siguen dando testimonio de Jesús. Porque dar testimonio de Jesús es lo mismo que anunciar su mensaje.


Escribe al ángel de la iglesia de Pérgamo: Yo tengo la espada cortante y de doble filo. Escucha lo que te voy a decir:


Escribe al ángel de la iglesia de Esmirna: Yo soy el primero y el último, el que había muerto, pero ha resucitado. Escucha bien lo que te voy a decir:


Pero él me dijo: —¡No lo hagas! Solo a Dios debes adorar, pues yo soy un simple compañero de servicio, tanto tuyo como de tus hermanos los profetas y de los que hacen caso a las palabras que contiene este libro.


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