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Éxodo 9:29 - Biblia Lenguaje Básico

29 Moisés le contestó: —Voy a demostrarte, majestad, que nuestro Dios es el dueño de toda la tierra. En cuanto salga de la ciudad, levantaré mis brazos a Dios, y cesarán la tormenta y el granizo.

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Biblia Reina Valera 1960

29 Y le respondió Moisés: Tan pronto salga yo de la ciudad, extenderé mis manos a Jehová, y los truenos cesarán, y no habrá más granizo; para que sepas que de Jehová es la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 —Muy bien —respondió Moisés—. En cuanto salga de la ciudad, levantaré mis manos y oraré al Señor. Entonces los truenos y el granizo cesarán, y sabrás que la tierra pertenece al Señor.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Moisés le respondió: 'En cuanto salga de tu presencia extenderé mis manos hacia Yavé, y cesarán los truenos y no caerá más granizo; con eso comprenderás que Yavé es dueño de la tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 Díjole Moisés: Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos a YHVH, y los truenos cesarán y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es de YHVH,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Respondió Moisés: 'Cuando salga de la ciudad extenderé mis manos a Yahveh, cesarán los truenos, y no habrá más granizo, para que sepas que la tierra es de Yahveh.

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Éxodo 9:29
19 Tagairtí Cros  

Entonces Salomón se puso delante del altar de Dios, a la vista de todo Israel, y levantando las manos al cielo


si uno cualquiera de nosotros o todo el pueblo de Israel, arrepentido de su pecado, levanta las manos hacia este Templo y acude a ti suplicante,


A la hora del sacrificio de la tarde me recuperé de mi tristeza. Sin quitarme mis ropas rasgadas me puse de rodillas delante de mi Dios y, extendiendo mis brazos,


Pero si tú te portas bien y elevas tu oración a Dios,


Dios hace lo que quiere en el cielo y en la tierra, en el mar y en sus profundidades.


Hacia ti extiendo mis manos, pues te necesito igual que la tierra seca necesita el agua.


Si yo tuviera hambre, no te pediría de comer, pues soy el dueño del mundo y de todo cuanto hay en él.


Si obedecéis y cumplís el pacto que he hecho con vosotros, seréis mi pueblo preferido entre todos los pueblos de la tierra, pues toda la tierra me pertenece.


Yo hice en seis días el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. Pero el séptimo día descansé. Por eso bendije ese día y lo declaré un día santo.


Moisés le contestó: —No podemos hacer eso. A los egipcios no les gustará vernos adorar a nuestro Dios y ofrecerle en sacrificio algo que ellos consideran odioso. Si nos ven haciéndolo, lo más seguro es que nos maten a pedradas.


—¡Que se vayan mañana mismo! —contestó el faraón. —Pues así se hará —dijo Moisés—. Mañana mismo se retirarán de tu palacio, de las casas de los egipcios, se quedarán solo en el río y ya no molestarán más a tu pueblo. Así sabrás que no hay otro Dios como el Dios de Israel.


Moisés salió entonces de la presencia del faraón y, una vez fuera de la ciudad, levantó los brazos y pidió a Dios que cesaran los truenos y el granizo. Al momento la lluvia terminó, el granizo dejó de caer, y los truenos ya no se escucharon más.


Oráis mucho levantando las manos, pero yo no os veo ni os escucho. ¡Habéis matado a tanta gente que tenéis las manos manchadas de sangre!


Pero si alguien os dice: «Esta es una carne sacrificada en honor de los ídolos», entonces no la comáis, para evitar problemas. Tal vez tú no tengas problemas en comerla, pero otras personas sí pueden tenerlos. A mí realmente no me gusta la idea de no poder hacer algo, solo porque otra persona piense que está mal,


Vuestro Dios es dueño del cielo y de la tierra, y de todo lo que hay en ella.


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