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Éxodo 35:21 - Biblia Lenguaje Básico

21-26 Después, todos los que deseaban darle a Dios su ofrenda voluntaria volvieron llevando todo lo necesario para la construcción de la Tienda del encuentro y la confección de los trajes de los sacerdotes. Tanto hombres como mujeres llevaron como ofrenda especial toda clase de joyas de oro, telas de color morado, azul y rojo, telas de lino fino, pieles de cabra, de carnero y otras pieles finas. Otros llevaron plata, bronce y madera de acacia, y algunas mujeres llevaron finos bordados y tejidos de pelo de cabra.

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Biblia Reina Valera 1960

21 Y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad, con ofrenda a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las sagradas vestiduras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Todos aquellos con el corazón motivado y el espíritu conmovido regresaron con ofrendas sagradas al Señor. Trajeron todos los materiales que se necesitaban para levantar el tabernáculo, para realizar las ceremonias y para confeccionar las vestiduras sagradas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

21 todos aquellos a quienes su corazón movía, hombres de corazón generoso, vinieron a dejar su ofrenda para Yavé, para la construcción de la Tienda de las Citas, para todo su servicio y para las vestiduras sagradas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

21 Y todo aquel a quien su corazón impulsaba, y todo aquel a quien movía su espíritu, iba llevando la ofrenda a YHVH para la obra de la Tienda de Reunión, y para todo su servicio, y para las vestiduras santas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Se acercaron luego todos aquellos a quienes impulsaba su corazón, los generosos de espíritu, y ofrecieron dones a Yahveh para la obra de la tienda del encuentro, para su servicio y para las vestiduras sagradas.

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Éxodo 35:21
28 Tagairtí Cros  

Dios mío, yo me atrevo a pedirte esto porque tú has dicho que mis descendientes ocuparán por siempre el trono de tu pueblo.


David se puso de pie y les dijo: —Escuchadme con atención israelitas y gente de mi pueblo: Yo quería construir un santuario para instalar en él el Arca del pacto de nuestro Dios y para que allí tuviera su trono nuestro Dios.


—Salomón, hijo mío, reconoce que el Dios de tu padre es el verdadero Dios y sírvelo con todo tu corazón y de buena gana. Porque Dios conoce las intenciones de todos y penetra los pensamientos más íntimos. Si lo buscas, él se dejará encontrar; pero si lo abandonas, él te rechazará para siempre.


«Dios nuestro, todo lo que hemos dado para construirte un Templo, en realidad te pertenece a ti. Todo es tuyo; tú nos lo diste y ahora te devolvemos lo que de ti habíamos recibido. Además, ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para poder hacerte estas ofrendas? Lo mismo que nuestros antepasados, somos ante ti como gente extranjera que va de paso. Nuestra vida sobre la tierra es como una sombra, sin esperanza alguna.


Es tan grande mi amor por este Templo para mi Dios, que además de todo lo que ya he reunido, voy a entregar de mis propias riquezas lo siguiente:


Además, los que tenían piedras preciosas se las entregaron a Jiel, descendiente de Guersón, que era el encargado de la tesorería del Templo.


El rey David y todo el pueblo estaban muy contentos al ver la generosidad y espontaneidad con que todos habían hecho sus aportaciones.


Algunos jefes de familia llevaron a Jerusalén ofrendas para reconstruir el Templo de Dios.


Al leer la carta, Esdras exclamó: —Doy gracias al Dios de nuestros antepasados, que inspiró al rey a devolver su antiguo esplendor al Templo de Dios, que está en Jerusalén.


¡Que tus soldados te juren lealtad sobre los montes de Dios en el día de la batalla! Cuando salga el sol, se renovarán tus fuerzas.


—Habla con los israelitas y diles que me traigan ofrendas. Pero no los obligues a dar nada. Quiero que su ofrenda sea voluntaria y de todo corazón.


El pueblo se despidió de Moisés y se retiró.


Todos los israelitas, hombres y mujeres, llevaron su ofrenda voluntaria y se la entregaron a Moisés para la construcción de todo lo que Dios había ordenado.


Quiero que recojáis una ofrenda voluntaria para el santuario de nuestro Dios. Traed oro, plata y bronce;


Moisés se reunió con Besalel y Oholiab y con todos los artesanos, y les entregó las ofrendas que el pueblo había llevado para realizar la tarea de construir el santuario. Mientras tanto, los israelitas seguían llevando todos los días ofrendas voluntarias.


Y por encima de todo, vigila tu corazón porque en él está la fuente de la vida.


De entre vosotros saldrá vuestro rey, a quien permitiré estar en mi presencia, sin que por ello arriesgue su vida,


Vosotros sois como las serpientes venenosas y, al ser malos, no podéis enseñar cosas buenas. Porque si alguien es bueno, siempre enseña cosas buenas, y si es malo, siempre enseña cosas malas.


Si realmente deseáis contribuir, Dios aceptará con agrado vuestras ofrendas, pues él no espera que demos lo que no tenemos.


Cada uno debe dar según crea que deba hacerlo. No tenemos que dar con tristeza ni por obligación. ¡Dios ama al que da con alegría!


¡Arriba, Débora, vamos! ¡Canta una canción! ¡Vamos, Barac hijo de Abinoán! ¡Encierra a tus prisioneros!


¡Prestadme atención reyes y gobernantes! Mi canto y mi música son para el Dios de Israel.


Te doy gracias, Dios mío, y felicito a los jefes de Israel, a los pocos valientes que se ofrecieron a luchar.


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