Y a los levitas consagrados a Dios y dedicados a enseñar a los israelitas la ley, les dijo: —Ya no es necesario que transportéis a hombros el Arca del pacto de Dios. Ponedlo en el Templo que el rey Salomón construyó. De ahora en adelante trabajaréis en el Templo, al servicio de vuestro Dios y de su pueblo Israel.