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Éxodo 15:15 - Biblia Lenguaje Básico

15 Los jefes de Edom y Moab, junto con las gentes de Canaán, se estremecieron de angustia.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Entonces los caudillos de Edom se turbarán; A los valientes de Moab les sobrecogerá temblor; Se acobardarán todos los moradores de Canaán.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Los líderes de Edom están aterrados; los nobles de Moab tiemblan. Todos los que viven en Canaán se desvanecen;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 los jefes de Edom vacilan y los generales de Moab se asustan, se angustian los pobladores de Canaán:

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Y se turbaron los caudillos de Edom, A los fuertes de Moab los asaltó el temblor, Y todos los moradores de Canaán se desmayaron.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 los jefes de Edom se estremecieron, de los jefes de Moab se apoderó el espanto; todas las gentes de Canaán se desmoronan.

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Éxodo 15:15
24 Tagairtí Cros  

Los jefes edomitas descendientes de Esaú, ordenados por nombre, familia, territorio y lugar de residencia, fueron: Timná, Alvá, Jetet, Olibamá, Elá, Finón, Quenaz, Temán, Mibsar, Magdiel e Irán.


Entonces, hasta los más valientes se volverán cobardes. Recuerda que tanto David como sus hombres —y eso lo sabe todo Israel— tienen fama de valientes.


Algunos reyes se unieron para atacar la ciudad,


¡Entra en acción, Dios mío, dispersa a tus enemigos! ¡Haz que huya de tu presencia esa gente que te odia!


Todos quedaréis sin fuerzas, perderéis vuestro valor.


¡Mirad! Dios se acerca a Egipto, cabalgando en una nube veloz. Ante él tiemblan los dioses de Egipto, y todos los egipcios se llenan de miedo.


Acerca de Damasco, Dios dice esto: Las ciudades de Jamat y Arpad ya recibieron la mala noticia y no hay nada que las consuele; están inquietas y agitadas como las olas del mar.


—Ezequiel, hombre mortal, vuelve la mirada hacia Jerusalén, dirige tu palabra en dirección al Templo y habla así contra la tierra de Israel: Esto dice Dios: Voy a tomar la espada y, desde el norte hasta el sur, mataré por igual a justos y a pecadores.


Los soldados enemigos gritan: «Tomemos el oro y la plata; ¡son tantas las riquezas de Nínive que parecen no tener fin!».


Cuando tú te detienes, la tierra se pone a temblar; cuando miras a las naciones, todas ellas se llenan de miedo; los cerros se desmoronan, las antiguas montañas se derrumban; ¡hasta he visto temblar de miedo a la gente de Cusán y de Madián, porque tú has vuelto a actuar!


Antes nos advirtió que, al pasar por la región de Seír, no atacáramos a nuestros hermanos, los descendientes de Esaú, pues esa región les pertenece. Por eso Dios dijo que no nos daría ni un pedazo de ese territorio. Y aunque ellos nos tenían miedo, nos ordenó no hacerles daño, pues después de todo eran nuestros parientes. Solo debíamos comprarles la comida y el agua que necesitáramos. Yo os hice recordar que Dios os había bendecido en todo lo que habíais hecho durante esos cuarenta años. En verdad, Dios os ha protegido y cuidado en todo el viaje por el desierto, y nada os ha faltado.


Y si alguno tiene miedo, es mejor que regrese ahora mismo, para que no contagie de miedo a los demás».


Los que me habían acompañado asustaron a nuestra gente; en cambio, yo confié plenamente en mi Dios.


Cuando lo supimos, nos dio mucho miedo y nos desanimamos. Reconocemos que vuestro Dios reina en el cielo y también aquí en la tierra.


le dijeron: —Estamos seguros de que Dios nos ha dado todo el territorio. ¡Todos los habitantes de esta región están muertos de miedo!


y les dijo: —Yo sé que Dios os ha entregado este territorio, por lo que el miedo se ha apoderado de nosotros y de todos los habitantes del país.


La noticia de que Dios había secado las aguas del Jordán llegó hasta los reyes de los amorreos que habitaban al oeste del Jordán, y hasta los reyes de los cananeos que ocupaban la región costera. Cuando se enteraron de que todo el pueblo de Israel había cruzado el río a pie, les entró mucho miedo y no querían enfrentarse a él.


Saúl había puesto en Guibeá de Benjamín unos vigilantes, que al ver que el ejército filisteo estaba huyendo en completo desorden,


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