Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne

- Fógraí -





Eclesiastés 4:1 - Biblia Lenguaje Básico

1 Luego pude contemplar todas las injusticias que se cometen en este mundo: hay mucha gente maltratada que llora sin que nadie la consuele frente a la violencia de sus opresores.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

1 Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Además, observé toda la opresión que sucede bajo el sol. Vi las lágrimas de los oprimidos, y no había nadie para consolarlos. Los opresores tienen mucho poder y sus víctimas son indefensas.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Pensé además en todos los abusos que se cometen bajo el sol. Vi las lágrimas de los oprimidos, y no hay nadie que los consuele; sufren la violencia de sus opresores, y no hay nadie que venga en su ayuda.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

1 Me volví y vi todas las opresiones que se cometen debajo del sol, y he aquí las lágrimas de los oprimidos sin nadie que los consolara, y del lado de sus opresores la fuerza bruta, sin nadie que los consolara.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 He visto además todos los abusos que se cometen bajo el sol: el llanto de los oprimidos sin que nadie los consuele, la violencia de los opresores sin que nadie reclame venganza.

Féach an chaibidil Cóip




Eclesiastés 4:1
51 Tagairtí Cros  

Si estuvierais en mi lugar, ¿acaso yo hablaría con vosotros, diciendo palabras vacías y moviendo la cabeza burlándome?


Hay tanta opresión en el mundo que la gente pide ayuda a gritos para ser librada de los poderosos.


No seáis injustos conmigo, dejad de juzgarme reconoced que soy inocente.


Cuando algún malvado se apodera de un terreno, ¿no es Dios mismo quien tapa los ojos a los jueces?


con esa gente que dice: «Lo que nos sobra son palabras; con ellas conseguimos triunfar. ¡Nadie podrá dominarnos!».


Mira bien a mi derecha y verás que nadie me presta atención. ¡No hay nadie que me proteja! ¡A nadie le importo!


Tú eres el Dios de la vida, y deseo estar contigo. ¿Cuándo podré verte cara a cara?


Te ruego, Dios de mi vida, que de día me muestres tu amor, así como por la noche mi canto y mi oración son para ti.


Tú los conoces de sobra y sabes muy bien que me ofenden, me avergüenzan y me insultan.


Cuando escucho sus ofensas, se me rompe el corazón; ¡no tengo ánimo para nada! Esperaba hallar apoyo y consuelo, y no los recibí; nadie se apiada de mí.


Dios mío, tú eres el Señor del universo, ¿hasta cuándo tu ira no dejará que atiendas la oración de tu pueblo?


—Cuando ayudéis a las hebreas a tener sus hijos, fijaos en si nace un niño o una niña. Si es una niña la que nace, dejadla vivir; pero si es un niño, matadlo.


Entonces el faraón ordenó a los egipcios que tiraran al río a todos los niños israelitas que nacieran, pero que dejasen con vida a las niñas.


Si al pobre ni sus hermanos lo quieren, ¿cómo no lo van a abandonar sus amigos?


El pobre que maltrata a otro pobre es como una tormenta que acaba con las cosechas y a todos deja sin pan.


Cuando la gente buena gobierna, el pueblo se pone alegre; cuando lo hacen los malvados, al pueblo le toca sufrir.


En esta vida he visto que el lugar de la ley lo ocupa el delito; el lugar de la justicia lo ocupa la injusticia.


Un país saldrá ganando si tiene gobernantes que se preocupan de los problemas del campo.


La violencia hace que el sabio actúe como un tonto y se deje comprar con regalos.


Me he dedicado a tratar de entender todo lo que sucede en este mundo, y he visto muchos casos en que unos dominan a otros con la intención de hacerles daño.


Mi viña, mi plantación más querida, sois vosotros, pueblo de Israel; sois vosotros, pueblo de Judá. Yo, el Dios todopoderoso, esperaba de vosotros obediencia, pero solo encuentro desobediencia; esperaba justicia, pero solo encuentro injusticia».


Más bien castigaré a vuestros enemigos, esos que os dijeron: "¡Tiraos al suelo que vamos a pasar por encima!". Y os tirasteis al suelo y ellos pasaron por encima pisoteándoos como se pisa el barro de una calle».


Se apresuran a cometer crímenes y corren a derramar sangre inocente; a su paso quedan solo ruinas.


Nadie participará en una comida para consolar a los que hayan perdido a un ser querido. A nadie se le ofrecerá consuelo, aunque haya muerto su padre o su madre.


Ruedan por mis mejillas lágrimas que no puedo contener. Cerca de mí no hay nadie que me consuele y me reanime. Mis hijos no pueden creer que el enemigo nos haya vencido.


Un montón de escombros es ahora Jerusalén. Suplicante pide ayuda, pero nadie la consuela. Dios mismo ordenó a sus enemigos que la atacaran y la convirtieran en objeto de desprecio.


Olvidada y bañada en lágrimas pasas todas las noches. Muchos decían que te amaban, pero hoy nadie te consuela. Los que se decían tus amigos, hoy son tus enemigos.


¡Asombrosa ha sido tu caída! ¡No hay nadie que te consuele! Toda entera estás manchada y jamás pensaste llegar a tal estado. ¡Mira, Dios mío, mi aflicción pues los enemigos me han vencido.


Porque así dice Dios: Los de Samaría no saben qué significa hacer lo bueno. Solo saben robar a la fuerza, y guardar en sus palacios lo robado.


Dad a conocer esto en los palacios de Asdod y en los palacios de Egipto. Decid a la gente que se reúna en los montes de Samaría. Que vea el desorden y la violencia que hay en esa ciudad.


Entonces volveréis a ver que hay diferencia entre el bueno y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no lo sirve.


Esto es lo que dice el Dios todopoderoso: Voy a iniciar un juicio contra vosotros. Actuaré como testigo contra los que practican la brujería, contra los que son adúlteros, contra los que hacen juramentos falsos, contra los que explotan a sus trabajadores, contra los que abusan de las viudas y de los huérfanos, contra los que maltratan a los que no son israelitas y contra los que me faltan al respeto.


Pero todo esto debe suceder para que se cumpla lo que anunciaron los profetas. En ese momento, todos los discípulos abandonaron a Jesús y huyeron.


Un pueblo desconocido comerá los frutos que produzca vuestra tierra y se aprovechará de vuestros trabajos, mientras vosotros seréis maltratados y explotados.


Por eso Dios enviará contra vosotros muchos enemigos que os harán sus esclavos. Dios os quitará todo y viviréis en la pobreza. No tendréis comida, ni agua, ni ropa. ¡Seréis sus esclavos y acabarán por destruiros!


No habéis pagado el sueldo a los trabajadores que segaron vuestros campos y el Señor todopoderoso ha oído sus protestas. Ese dinero que no habéis pagado también os acusará delante de Dios.


Jabín tenía novecientos carros de hierro, y durante veinte años trató a los israelitas con crueldad y violencia, hasta que ellos suplicaron a Dios que los salvara.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí