Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne

- Fógraí -





Daniel 9:19 - Biblia Lenguaje Básico

19 ¡Escúchanos, Señor y Dios nuestro, y perdónanos! ¡Atiéndenos y ven en nuestra ayuda! ¡Dios mío, te lo pedimos por tu propio honor, ya que tu ciudad y tu pueblo invocan tu nombre!

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

19 Oye, Señor; oh Señor, perdona; presta oído, Señor, y hazlo; no tardes, por amor de ti mismo, Dios mío; porque tu nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

19 »Oh Señor, óyenos. Oh Señor, perdónanos. ¡Oh Señor, escúchanos y actúa! Por amor a tu nombre, no te demores, oh mi Dios, porque tu pueblo y tu ciudad llevan tu nombre».

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Escucha, Señor, perdona, Señor, mira, Señor. Actúa oh mi Dios, no tardes por amor de ti mismo, porque tu ciudad y tu pueblo son llamados por tu nombre.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

19 ¡Oh Adonay, oye! ¡Oh Adonay, perdona! ¡Oh Adonay, presta oído y hazlo! ¡Oh Dios mío, por amor de ti mismo, no te tardes!, porque tu Nombre es invocado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 ¡Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y obra! ¡No tardes, por amor de ti mismo, Dios mío! Pues tu ciudad y tu pueblo llevan tu nombre.

Féach an chaibidil Cóip




Daniel 9:19
32 Tagairtí Cros  

escucha desde el cielo sus oraciones y ruegos, y ayúdalo. Perdona a tu pueblo todos los pecados que haya cometido contra ti.


Yo los he creado para que me adoren y me canten alabanzas".


Jeremías dijo: Dios mío, ¿por qué actúas en nuestro país como si estuvieras de paso? Te portas como un viajero que solo se queda a pasar la noche. Admitimos que hemos sido infieles y que son muchos nuestros pecados; ¡demuestra que tú sí eres fiel y ven pronto a ayudarnos! Tú eres nuestra única esperanza; ¡eres la salvación de Israel en momentos de angustia!


Dios de Israel, todos saben que somos tuyos, y que vives con nosotros. ¡No nos abandones! ¡No des la impresión de que eres un guerrero sin fuerzas, incapaz de salvar a nadie!


Ya he comenzado a castigar a Jerusalén, ciudad donde se me adora, y estáis muy equivocados si creéis que a vosotros no os castigaré, porque sí os voy a castigar, pues voy a traer la guerra que acabará con todos los habitantes de la tierra». Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo, y para que no hablaran mal de mí los pueblos que me vieron sacarlos de Egipto.


Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo, y para que no hablaran mal de mí los pueblos que me vieron sacarlos de Egipto.


Si no lo hice, fue por respeto a mí mismo y para que no hablaran mal de mí los pueblos entre los que vivían los israelitas. Y es que, en presencia de esos pueblos, yo me había comprometido a sacarlos de Egipto.


Por lo tanto, di a los israelitas de mi parte: No hago esto por vosotros, israelitas, sino para defender mi nombre que vosotros habéis deshonrado en los lugares adonde habéis ido.


Pero ahora esto es lo que os digo yo que soy vuestro Dios: Voy a cambiar vuestra suerte, descendientes de Jacob, voy a tener compasión del pueblo de Israel y voy a procurar que todos honren mi nombre.


¡Escúchame, Dios mío! ¡Mira cómo ha quedado destruida la ciudad donde te adoramos! Si te pedimos esto, no es porque creamos que somos buenos, ni porque merezcamos recibir lo que te pedimos. Lo hacemos porque creemos que tú eres muy compasivo y bondadoso.


Cuando vi que los saltamontes se estaban comiendo la hierba, rogué a Dios: —¡Perdona a tu pueblo, Dios mío! ¿Cómo vamos a sobrevivir si somos un pueblo tan pequeño?


Dios mío, si desde que lo sacaste de Egipto has aguantado a este pueblo, y si realmente es tan grande tu amor, perdónale también este pecado.


Así invocarán mi nombre los sacerdotes sobre los israelitas y yo les concederé mi bendición.


Si el otro sigue insistiendo, seguro que su amigo se levantará y le dará lo que necesite, no tanto por ser su amigo, sino para que no le siga molestando.


Entonces los que queden me buscarán junto con todas las naciones sobre las que se ha invocado mi nombre. Así lo dice el Señor que lleva a cabo estas cosas,


Dios quiso que nosotros, los judíos, fuéramos los primeros en poner nuestra esperanza en Cristo, para que lo alabemos por su gran poder.


Dios hizo todo eso para que lo alabemos por su inmensa grandeza y por la gracia que derramó sobre nosotros por medio de su amado Hijo.


Así, por medio de la Iglesia, los ángeles y los poderosos espíritus celestes sabrán ahora que Dios es sabio en todo.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí