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Daniel 3:15 - Biblia Lenguaje Básico

15 Voy a daros una oportunidad. Si al escuchar el sonido de los instrumentos musicales, no os arrodilláis y adoráis la estatua que he mandado hacer, ordenaré que de inmediato os arrojen al horno encendido. Y entonces ningún Dios podrá salvaros.

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Biblia Reina Valera 1960

15 Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adorareis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

15 Les daré una oportunidad más para inclinarse y rendir culto a la estatua que he hecho cuando oigan el sonido de los instrumentos musicales. Sin embargo, si se niegan, serán inmediatamente arrojados al horno ardiente y entonces, ¿qué dios podrá rescatarlos de mi poder?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

15 Pues bien, si ahora mismo están dispuestos a postrarse en tierra cuando oigan el sonido de la trompeta, del cuerno, la cítara, la flauta, el trombón, la gaita y de toda clase de instrumentos, y adoran la estatua de oro, todo estará bien. Pero si no lo hacen serán inmediatamente echados a un horno ardiente. Y ¿qué dios los salvará de mi mano?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

15 Ahora pues, si al oír el son de la corneta y del silbato, del tamboril, del arpa y del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, estáis dispuestos a postraros en adoración ante la estatua que he hecho, os irá bien;° pero si no la adoráis, en la misma hora seréis echados en medio del horno de fuego abrasador, ¿y qué dios os podrá librar de mis manos?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

15 ¿Estáis ahora dispuestos, en el momento en que oigáis el sonido de la trompeta, de la flauta, de la cítara, de la sambuca, del salterio, de la cornamusa y de toda suerte de instrumentos de música, a postraros para adorar la estatua que hice? Porque, si no la adoráis, seréis arrojados al instante a un horno de fuego ardiente. ¿Y quién es el dios que podría libraros de mis manos?'.

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Daniel 3:15
25 Tagairtí Cros  

Yo te ruego que los perdones. Pero si no los perdonas, bórrame a mí también del libro donde nos tienes inscritos.


Pero el faraón contestó: —¿Y quién es ese Dios? ¿Por qué tendría yo que obedecerlo? ¡No conozco a ningún Dios de los israelitas, ni tampoco voy a dejar que os vayáis!


¿A quién has insultado y ofendido? ¿Contra quién has levantado tu voz y alzado tu mirada altiva? Ha sido contra mí, que soy el Santo de Israel.


Luego dijo a Daniel: —No hay duda. Vuestro Dios es el Dios de todos los dioses; ¡él es el Rey de todos los reyes! Él lo sabe todo, y por eso tú has podido explicarme este sueño tan misterioso.


Parece que os habéis puesto de acuerdo en decirme puras mentiras a ver si cambio mi decisión. Contadme de una vez lo que he soñado, y así sabré que también sois capaces de decirme lo que significa.


Al día siguiente, los jefes principales acudieron de nuevo al rey y le dijeron: —Tú sabes bien, majestad, que cuando un rey de los medos y los persas firma una ley, nadie puede cambiarla.


En cuanto amaneció, el rey se levantó y fue deprisa al foso en el que habían echado a Daniel.


Cuando os entreguen, no os preocupéis por lo que vais a decir, ni cómo lo diréis, porque en ese momento Dios os indicará lo que debéis decir.


Dijo que confiaba en Dios, y que era su Hijo. ¡Pues si es cierto que Dios lo ama, que lo salve ahora!


Cuando os entreguen a las autoridades y os lleven a juicio, no os preocupéis por lo que vais a decir para defenderos. En ese momento, Dios os indicará lo que debéis decir. No seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu Santo hablará por vosotros.


Cuando os lleven a las sinagogas o ante los jueces y las autoridades para ser juzgados, no os preocupéis por lo que vais a decir o cómo os vais a defender.


A ver si el próximo año da higos; si no los da, puedes ordenar que la corten».


Pero Pedro y Juan les respondieron: —Decidnos: ¿acaso debemos obedeceros a vosotros antes que a Dios?


Pedro y los demás apóstoles respondieron: —Nosotros tenemos que obedecer a Dios antes que a cualquier otro.


Cuando todos los de la Junta Suprema se fijaron en Esteban, vieron que su cara parecía la de un ángel.


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