Daniel 1:7 - Biblia Lenguaje Básico7 pero el jefe de los sirvientes del palacio les cambió el nombre. A Daniel le puso Baltasar, a Ananías le puso Sadrac, a Misael le puso Mesac, y a Azarías le puso Abednegó. Féach an chaibidilTuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 19607 A estos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego. Féach an chaibidilBiblia Nueva Traducción Viviente7 El jefe del Estado Mayor les dio nuevos nombres babilónicos: A Daniel lo llamó Beltsasar. A Ananías lo llamó Sadrac. A Misael lo llamó Mesac. A Azarías lo llamó Abed-nego. Féach an chaibidilBiblia Católica (Latinoamericana)7 El jefe de los eunucos les puso un nombre nuevo: Daniel se llamaría Baltasar; Ananías, Sidrac; Misael, Misac; y Azarías, Abdénago. Féach an chaibidilLa Biblia Textual 3a Edicion7 a los cuales el jefe de los eunucos les cambió los nombres, llamando a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac, y a Azarías, Abed-nego. Féach an chaibidilBiblia Serafín de Ausejo 19757 El jefe de los eunucos les puso los nombres siguientes: Daniel se llamaría Baltasar; Ananías, Sidrac; Misael, Misac; y Azarías, Abdénago. Féach an chaibidil |
El rey Nabucodonosor quería tener a su servicio gente joven y de buena presencia, que no tuviera ningún defecto físico; además deberían saber de todo. Por eso ordenó a Aspenaz, jefe del personal de su palacio, que de entre los prisioneros israelitas le llevaran los jóvenes más inteligentes y de las mejores familias. Durante tres años, esos jóvenes comerían y beberían lo mismo que se servía en la mesa del rey; mientras tanto, estudiarían y aprenderían el idioma y la cultura de los babilonios. Pasado ese tiempo entrarían a servir en el palacio del rey.
Cuando Ciro llevaba ya tres años como rey de Persia, Daniel, llamado también Baltasar, tuvo una visión de una gran guerra. La visión era difícil de entender, pero Daniel se propuso entenderla, y consiguió comprender su mensaje. Durante tres semanas, yo Daniel, estuve muy triste. No comí carne ni tomé vino, ni probé nada de lo que me gustaba ni me puse ningún perfume hasta que pasaron las tres semanas.
Por último se presentó ante mí Daniel. Nosotros lo conocemos como Baltasar, en honor de mi Dios. Yo sé que a Daniel lo guía el espíritu del Dios único. Por eso le conté mi sueño y le dije: —Tú, Baltasar, eres más sabio que todos los sabios juntos. Yo sé que no hay nada que tú no sepas. He tenido un sueño, y quiero que me digas lo que significa.