En ese momento un vigilante avisó que por el camino de Joronáin que bordeaba la ladera del monte, venía mucha gente. Entonces Jonadab dijo al rey: —¿Ves como yo estaba en lo cierto? Son tus hijos que regresan con vida. No había terminado Jonadab de hablar cuando entraron los hijos del rey llorando a lágrima viva. Y también el rey y sus ayudantes empezaron a llorar amargamente.