2 Samuel 13:31 - Biblia Lenguaje Básico31 Al oír esto, el rey se levantó de su trono, rasgó sus ropas y se tiró al suelo. Todos los que estaban a su alrededor hicieron lo mismo, Féach an chaibidilTuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 196031 Entonces levantándose David, rasgó sus vestidos, y se echó en tierra, y todos sus criados que estaban junto a él también rasgaron sus vestidos. Féach an chaibidilBiblia Nueva Traducción Viviente31 Entonces el rey se levantó, rasgó su túnica y se tiró al suelo. Sus consejeros también rasgaron sus ropas en señal de horror y tristeza. Féach an chaibidilBiblia Católica (Latinoamericana)31 El rey se levantó, rasgó su ropa y se acostó en el suelo; todas las personas que estaban con él rasgaron también su ropa. Féach an chaibidilLa Biblia Textual 3a Edicion31 Entonces el rey se levantó, rasgó sus vestidos y se echó en tierra, y todos sus criados se pusieron en derredor con sus vestidos rasgados. Féach an chaibidilBiblia Serafín de Ausejo 197531 El rey se levantó, rasgó sus vestiduras y se postró en tierra; y todos los servidores que le acompañaban rasgaron también sus vestiduras. Féach an chaibidil |
De nuevo David le preguntó: —¿De dónde dices que eres? Él respondió: —Soy hijo de un amalecita que vino a vivir en Israel. Entonces David le dijo: —¿Y cómo te atreviste a rematar a quien Dios eligió como rey de su pueblo? Tú mismo reconoces tu culpa al decir: «Yo maté al elegido de Dios». Enseguida ordenó David a uno de sus oficiales que diera muerte al amalecita, y así lo hizo el oficial. A continuación David y todos los que estaban con él, rasgaron sus ropas para mostrar su tristeza por la muerte de Saúl y Jonatán y por la de todos los israelitas caídos en el campo de batalla. Luego rompieron a llorar y ayunaron durante todo el día.
Luego David dijo a Joab y a todos los que estaban con él: —Rasgad la ropa que lleváis puesta, vestíos con ropas ásperas y llorad por Abner. Abner fue enterrado en Hebrón. El día que lo enterraron, el propio rey David iba detrás del féretro. El rey y toda la gente lloraban desconsoladamente ante la tumba de Abner. Y el rey entonó esta lamentación: «¿Por qué ha tenido Abner que morir de forma tan absurda? Si no tenías las manos atadas ni los pies encadenados, ¿por qué tuviste que morir asesinado?». La gente no dejaba de llorar por Abner,