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2 Reyes 18:11 - Biblia Lenguaje Básico

11 Luego Salmanasar llevó cautivos a los israelitas a Asiria y los estableció en Jalat, junto al río Jabor, en la región de Gozán, y en las ciudades de los medos.

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Biblia Reina Valera 1960

11 Y el rey de Asiria llevó cautivo a Israel a Asiria, y los puso en Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 En ese tiempo, el rey de Asiria desterró a los israelitas a Asiria y los ubicó en colonias en la región de Halah, en Gozán junto a la ribera del río Habor, y en las ciudades de los medos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 El rey de Asur deportó a Asur a los israelitas y los instaló en Jalaj, a orillas del río de Gozán llamado Jabor, y en las ciudades de los medos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 El rey de Asiria llevó cautivos a los israelitas a Asiria, y los puso en Halah y en Habor, junto al río Gozán, y las ciudades de los medos,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 El rey de Asiria deportó a los israelitas a Asiria y los asentó en Jalaj, junto al Jabor, río de Gozán, y en las ciudades de Media,

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2 Reyes 18:11
21 Tagairtí Cros  

En tiempos de Pecaj, rey de Israel, vino Tiglatpiléser, rey de Asiria, y conquistó las ciudades de Iyón, Abel Bet Maacá, Janóaj, Cadés y Jasor; se apoderó también de Galaad, Galilea y toda la región de Neftalí. A los habitantes de esos lugares se los llevó prisioneros a Asiria.


Al final, a los nueve años del reinado de Oseas, el rey de Asiria se apoderó de Samaría y se llevó prisioneros a los israelitas hasta su país. Los estableció en la región de Jalat, en las riberas del río Jabor, en la región de Gozán, y en las ciudades de los medos.


Como bien sabes, los reyes de Asiria han destruido por completo a todos los países que quisieron. ¡No creas que tú te vas a salvar!


Si los israelitas obedecen todos los mandamientos que di a Moisés, no los expulsaré del país que les he dado».


Por eso Dios decidió rechazar a Judá, como lo hizo con Israel, y rechazar a Jerusalén, la ciudad que había elegido, y al Templo construido para que en él se invocara su nombre.


Por eso el Dios de Israel envió a Tiglatpiléser, rey de Asiria, para que se llevara prisioneros a los de la tribu de Rubén y Gad, y a la media tribu de Manasés. Los deportó a Jelaj, Jabor, Jará y hasta las riberas del río Gozán, donde siguen viviendo en el momento presente.


Durante muchos años fuiste paciente con ellos. Tu espíritu y tus profetas les advirtieron del castigo, pero ellos no quisieron escuchar; así que los dejaste caer en manos de naciones enemigas.


Por eso destruiré a Jerusalén así como destruí a Samaría».


Voy a utilizar al rey de Asiria como instrumento de mi ira —dice Dios— para castigar a los que me ofenden.


Senaquerib envió desde Laquis a uno de sus oficiales de confianza al frente de un poderoso ejército para que hablara con Ezequías en Jerusalén. Cuando llegaron, acamparon junto al canal del estanque de Siloé, por el camino que va a los talleres de los teñidores de telas.


Cuando mis antepasados destruyeron países como Gozán, Jarán, Résef, y a la gente de Edén que vivía en Telasar, ni sus dioses pudieron salvarlos.


Damasco es tan solo la capital de Siria y Resín no es más que su rey; Samaría es tan solo la capital de Israel y Pécaj no es más que su rey. Dentro de sesenta y cinco años el reino de Israel dejará de ser una nación. Pero si vosotros no confiáis en mí, seréis derrotados por completo"».


Porque antes que el niño aprenda a decir «mamá» y «papá», el rey de Asiria destruirá las ciudades de Damasco y Samaría, y se quedará con todas sus riquezas.


No tendrás vino para ofrecerlo a Dios, a quien no agradarán tus ofrendas; y el pan que comas será como pan de funeral que hace impuro a quien lo come; un pan que solo tú podrás comer, pero que no podrás ofrecerlo en el Templo de Dios porque Dios no lo acepta. Israel, ya no habitarás más en la tierra que Dios te dio. Volverás a Egipto y a Asiria, y allí tendrás que alimentarte con lo que Dios te ha prohibido comer.


Esto dice el Dios de Israel: Vosotros, habitantes de Israel, habéis llegado al colmo de la maldad. Por eso, ¡no os perdonaré! Vendéis al que es bueno por unas cuantas monedas, y al que es pobre por un par de zapatos;


Si queréis seguir viviendo, debéis acudir a mí. Si no lo hacéis así, yo destruiré el reino de Israel; ¡prenderé fuego al santuario de Betel, y nadie será capaz de apagarlo!


En cambio, llevasteis sobre vuestros hombros la tienda del dios Moloc y la imagen de la estrella del dios Refán. Os fabricasteis esos ídolos y los adorasteis. Por eso, yo haré que os lleven lejos, más allá de Babilonia».


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